Hoy saludo a nuestras mujeres, no celebro. Cuando una fecha que se ha respetado y celebrado desde hace muchos años, se convierte en un “carnaval sindical” y dejan a un lado muchos aspectos humanos, pienso… ¿qué celebramos?
JORGE AZAR GÓMEZ
Montevideo
Jueves 8 de marzo 2018 04:00
No sentí ningún reclamo por la “jubilación del ama de casa” (que yo propuse en 1909); no sentí reclamar tratamientos gratuitos para las mujeres que sufren las llamadas “enfermedades raras”; no sentí reclamar los tratamientos y la medicación, hoy negada, para las mujeres que sufren de cáncer; no sentí reclamar un apoyo especial a las madres solteras; no sentí un reclamo por las mujeres ancianas abandonadas por el Estado y la familia; no sentí una solución y una palabra de consuelo para las viudas de la delincuencia, que también son mujeres; no sentí reclamos por las ancianas maltratadas en el Piñeyro del Campo y otras casas de salud, que también son mujeres; no sentí una solución a las niñas abandonadas, que también son mujeres; no sentí una solución para sacar a las jóvenes, que también son mujeres, de las drogas y el alcohol; no sentí reclamos humanos, sensibles a las reales necesidades de las mujeres.
Con satisfacción les envío mi saludo a todas las mujeres que integran este grupo y a las mujeres en general.
Son ustedes, las mujeres de a pie de este Uruguay, las que con su esfuerzo y su dedicación, levantarán los pilares para recuperar nuestros valores y estilo de vida y son ustedes las que con su amor, recuperarán y encaminarán a las futuras generaciones.
Seguramente no serán las que hoy, insólitamente, proponen paros y “entregar las tareas hogareñas a los maridos” y otra serie de tonterías propias de mentes perturbadas.
Uustedes, que han transformado este día de reflexión y amor en un día de guerra y el grito de amor en un grito de guerra, traten de brindar amor, traten de no autodiscriminarse, traten de no victimizarse, sean mujeres por sus propios valores.
Este día tiene un sentido especial para mi, pues en nombre del gobierno Uruguayo (y de las mujeres uruguayas), un 8 de marzo como hoy, tuve el honor de suscribir, en nombre del Gobierno de la República, la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial contra la mujer” adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su XXXIV periodo de sesiones, porque el Uruguay existía antes que los “progresistas” asaltaran el poder.
En esa ocasión el gobierno de la República me designó Plenipotenciario, para suscribir con plenos poderes el documento.
La ceremonia se llevó a cabo en el piso 38 de la sede de Naciones Unidas, en el despacho del Secretario General.
La gran familia Oriental les dice a todas y cada una de ustedes, ¡¡Muchas gracias grandes mujeres uruguayas!!