TAL COMO HICIERON EN LOS ’60.
Si les matan a uno, mejor; ya tienen su mártir
Un oprobio que se mantiene en nuestro país, el ejemplo de estos días, son los desmanes ejecutados en la plaza Líber Seregni y otros de menor cuantía, casualmente en ese día.
Las imágenes son muy claras, con idéntica táctica. Señalando un entrenamiento para la acción, con agitadores conocidos, que no solo tratan de llamar
la atención, sino de documentar sus disparates. Expresión sobre palabras, gestos y maquinaciones utilizadas, dirigidos a agredir para obtener un argumento que
obligue a la represión. ¿Por qué la referencia? Porque es como resucitar a un muerto y recordar un pasado de delincuencia que parecía superado. Situaciones vividas hace muchos años, para muchos de la época de estudiante, en las calles de Montevideo, fundamentalmente en su principal avenida y en cercanías a la Universidad de la República.
El baluarte de la izquierda que centraba el accionar desde los inicios de los años ´60, cuando las asonadas se caracterizaban por su violencia disciplinada para la acción.
Con una característica que aparece nuevamente en el presente: tratar de llamar la atención acaparando los medios de difusión. Comportándose con
virulencia, intentando cometer daño físico y material. Para esos fines utilizan individuos adoctrinados, incitados a cometer actos vandálicos, pero ¿por qué? Porque los arriesgan a que, en la refriega los hieran o los maten: la película perfecta.
«El pobre ciudadano que es atacado por las hordas fascistas». El tumulto llama la atención y atrae a los medios, parte de ellos flechados hacia sus intereses, manteniendo el tema en el aire a pesar de la mentira que representan.
Por lo tanto, ya está montado el escenario, la violencia y la grabación de los hechos, los cuales se modifican a gusto de quien compile la información.
Ni qué decir en caso de un herido o un muerto, como ya ocurrió muchos años atrás, donde solo queda el recuerdo del «mártir», asesinado por los eternos
represores de los «angelitos» que todo lo pueden hacer, con total impunidad.
No volvamos a lo que ya se considera en el olvido; pero cuidado, hay grupos y entidades que mantienen el apego por esas operaciones, a las cuales
les quieren sacar jugo, sin importarles lo más mínimo la realidad de los hechos.
Estos actos vuelven a repetirse, demostrando ser sistematizados, con fines de desmoronar las instituciones, lo cual es su objetivo, además de darle
una gran trascendencia para mantener el estado de desasosiego de la población inocente, buscando obtener el sitial perdido.
Sumado a que ciertas esferas políticas no quieren entender que esas maniobras pertenecen al pasado, plagadas de infames recuerdos y consecuencias funestas. Se hace necesario poner fin a estas acciones ya conocidas y saber qué es lo que realmente sucede.
Lamentablemente no hay más remedio que acceder a la represión, pero ahora que sea anunciada y legalmente aprobada por las leyes, en defensa de
la población, las instituciones y la seguridad de la Nación.
Dr. Carlos Sarroca