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Se realizó, como estaba establecido, el 19 de julio el taller “Abordaje periodístico de casos de violencia de género” dictado por la Agencia “Vos y Voz” dicha instancia ha sido coordinada con el Instituto Nacional de la Mujeres y la Comisión Departamental de Violencia Doméstica y el Círculo de Periodístas de Tacuarembó.
El Polo Tecnológico de Tacuarembó fue el lugar en el cual se desarrolló gracias a la disposición de su director, el maestro César González.
Se contó con la presencia de la referente del área de violencia de género de INMUJERES-MIDES Karina Ruíz, quien destacó el valor de ésta instancia, dejando claro que las mujeres están muriendo en sus propios hogares, a manos de sus parejas o exparejas, el hogar lugar que debía ser el más segura
El taller contó con la participación de más de 25 comunicadores, periodistas, trabajadores de los medios de comunicación, docentes y personal policial. La invitación a participar se hizo extensiva a los comunicadores del interior del departamento y de Rivera.
La entidad capacitadora Agencia Voz y Vos impulsa una cultura y una práctica de comunicación entre periodistas, medios masivos, fuentes de información y demás actores sociales, que priorice la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes en la agenda pública de Uruguay. Voz y Vos estimula el ejercicio de un periodismo socialmente responsable y de calidad.
En cuanto al desarrollo de la capacitación se realizó de forma dinámica con instancias de información teórica , prácticas e intercambio entre los participantes.
Algunos conceptos fundamentales que se manejaron han sido:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define violencia como “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.
La violencia de género abarca todas aquellas situaciones de violencia que afectan a las personas por razón de género. Este tipo de violencia se basa en las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, que colocan a éstas últimas en situación de desventaja. Esto explica por qué una significativa mayoría de las víctimas de la violencia de género son mujeres y también por qué muchas veces este concepto es utilizado como sinónimo de violencia contra la mujer.
No obstante, es necesario dejar claro que violencia contra la mujer no es sinónimo de violencia de género. La violencia contra la mujer se produce en razón de su condición de tal, pero “género” no es sinónimo de “mujer”. El género, en cambio, es “un elemento constitutivo de las relaciones sociales, las cuales se basan en las diferencias percibidas entre los sexos, y el género es una forma primaria de las relaciones simbólicas de poder” Sobre el abordaje periodístico, a la hora de comunicar sobre los casos de violencia de género, donde en la mayoría de los casos hay menores involucrados, donde hay una
mujer vulnerada o una familia expuesta los medios de comunicación deben manjar la información teniendo en cuenta estos aspectos.
En la medida que el lenguaje construye realidad y que ésta es fundamentalmente mediada y presentada en las sociedades de masas por y a través de los medios de comunicación, el enfoque y los términos que los cronistas utilicen para abordar el tema se torna crucial. Por lo tanto es importante tener en cuenta los siguientes puntos:
Tratar la violencia doméstica como una violación de los derechos humanos y un atentado contra la libertad y la dignidad de las personas
→ Evitar el sensacionalismo y el morbo Expresiones como “cadáver ensangrentado”, “luctuoso hecho”, «sangriento homicidio», son valoraciones que no necesariamente comportan interés periodístico. Las descripciones detalladas y/o exacerbadas de los hechos de violencia, no contribuyen a una comprensión de la temática ni revisten valor informativo. Estos enfoques priorizan aspectos secundarios y distraen la atención de una comprensión más integral de estos delitos.
→ No justificar ni buscar razones a la violencia Debe quedar claro quién es el agresor y quién es la víctima y evitar un lenguaje que sugiera que la víctima es culpable o provocó la agresión. No existe ninguna razón ni justificación que valga para violentar a las mujeres. Al utilizar expresiones como “la mató por celos”, “había estado ingiriendo alcohol”, “tenía problemas con las drogas”, “ella tenía un amante”, “él estaba fuera de sí”, “tenían serias diferencias” o similares, se puede caer en la defensa de los agresores y de sus actos e incluso puede presentar al agresor como disculpado por lo ocurrido. También promueven la revictimización y pueden hacer que ellas sean vistas como responsables de las agresiones. Estos hechos forman parte de la información, pero no debe confundirse lo anecdótico con las verdaderas causas.
→ No presentar las agresiones a las mujeres como situaciones aisladas El homicidio perpetrado por el agresor a su pareja o ex pareja es el desenlace de una historia de violencia 1 que se inició meses o incluso años atrás. Evitar enfocar la noticia en hechos aislados y enmarcar la violencia doméstica en un conjunto de episodios de violencia progresivos y sostenidos en el tiempo contribuye a informar adecuadamente sobre la complejidad de la problemática. A su vez, esto puede ayudar a que las personas puedan advertir situaciones de violencia doméstica en su entorno a tiempo.
→ Sobre el agresor Debe respetarse siempre la presunción de inocencia. Resaltar los aspectos físicos o agradables del agresor (“es un buen vecino”, “trabaja todo el día”, “es un buen profesional”) puede hacerlo parecer como disculpado por sus actos de violencia. Los agresores suelen ser personas “normales”, son socialmente seductores y tienen un discurso coherente. Informar con un perfil que dibuje su conducta y deje claro que sus agresiones nunca tienen justificación puede alertar a las mujeres sobre las situaciones de riesgo.
→ Sobre la víctima Las personas víctimas de una situación de violencia doméstica suelen tener un discurso
confuso, visualizan como normal lo que les ocurre, piensan que no es tan grave, sienten miedo y culpa, no imaginan alternativas o una salida. Realizar valoraciones sobre sus atributos (“la hermosa joven”) o sus acciones (“tenía un amante”, “lo había dejado volver”, “lo dejó entrar a su casa”) puede contribuir a culpabilizarla de lo ocurrido. Si la víctima sobrevive debe respetarse su intimidad y ellas deben decidir si quieren ser identificadas por su nombre. Al informar siempre es central pensar en el ‘día después’: qué pasará con la víctima cuando ya no sea noticia. Esto puede orientar la forma de presentación de la misma a la hora de elaborar la nota.
→ Informes especiales Por fuera del hecho puntual del homicidio por violencia doméstica puede abordarse la problemática desde otros enfoques: capacidad del sistema judicial para dar respuestas a la problemática, detección y prevención en las instituciones de salud, funcionamiento de los servicios estatales de atención, los avances y las dificultades en la aplicación de políticas públicas, buenas prácticas, testimonio de mujeres que lograron salir del ciclo de violencia, u otros tantos enfoques de las múltiples aristas del problema.
→ Evitar estereotipos de género En términos generales y no sólo en la cobertura de casos de violencia doméstica, los medios de comunicación deben evitar difundir valores que refuercen los estereotipos sexistas, a través de los cuales se legitiman los mandatos sociales diferenciados para