Décadas después de la fundación de la ciudad, el 10 de febrero de 1779 se creó la Aduana de Montevideo. Mañana se cumplen 243 años.
El 10 de febrero de 1779 el Secretario de Estado Español en el Despacho Universal de las Indias, don José de Gálvez, dirigió un oficio a don Manuel Fernández, Intendente de los Reales Comercios en el Río de la Plata, autorizando, con aprobación del rey Carlos III, la creación de una Aduana en el puerto de Montevideo.
El primer reglamento aplicable a la Aduana de Montevideo se promulgó el 15 de febrero de 1779 y trataba de los buques, la vista de entrada, la carga y descarga, entre otros conceptos.
La instalación de una Aduana en Montevideo (que hasta hace poco años apenas tenía un Teniente del Rey para cobrar algunos impuestos) ha sorprendido gratamente a comerciantes del lugar.
La noticia es buena y así comentaban algunos comerciantes: «Significa que podremos comerciar libremente con el exterior, igual que cualquier otro puerto del Imperio».
Ese año, 1779, comenzó la construcción del edificio de la primitiva Aduana, llamada Aduana Vieja, en donde forman hoy esquina las calles Piedras e Ituzaingó, se construyeron unas gradas de piedra sobre el río junto a la actual calle Misiones, que por esos entonces se llamaba calle del Muelle. La portada principal miraba al norte, teniendo otra puerta de salida al este. Al frente, el espacioso patio cuyo fondo venía a quedar próximamente donde se hallaba el Teatro Cibils.
Ese viejo, pero sólido edificio, sirvió de Aduana hasta el tiempo de los portugueses. Después se dio de baja, mudándose la Aduana al antiguo Barracón de la Marina inmediato a San Francisco, previas las reformas consiguientes para el servicio a que se destinaba.
Posteriormente, se habilitó la “Aduana Nueva” que se encontraba donde hoy está la Administración Nacional de Puertos y a la que años después un incendio destruyó en su totalidad.
Finalmente, se llamó a concurso público de anteproyectos para el nuevo edificio de la Aduana, el cual fue ganado por el arquitecto Jorge Herrán. En ese entonces tenía 26 años y hacía poco tiempo que se había recibido; cuando presentó su proyecto, como lo indicaban las bases, lo hizo con un seudónimo, en este caso, el neto triunfador del concurso (con 9 votos a favor y sólo 1 en contra), utilizó como distintivo la palabra «ADUANA».
En el año 1931 se habilita el nuevo y actual edificio de la Aduana de Montevideo.
Dicho edificio es donde actualmente se encuentra la Dirección Nacional de Aduanas y también el Comando General de la Armada.
Se ubica en la Rambla 25 de Agosto de 1825 entre las calles Maciel y Pérez Castellano.
Cabe destacar que es considerado Monumento Histórico Nacional y presenta elementos característicos del Art Déco.