«No me imagino un país de bandera negra donde no tengamos disponibilidad para atender a los pacientes críticos», dijo a El Observador el médico intensivista Mario Torales, adjunto al presidente de ASSE, Leonardo Cipriani.
En el prestador público aseguran que «siempre va a haber una cama para un usuario de ASSE», mientras que con el incremento de ingresos a CTI de las últimas semanas y la saturación del sistema de salud en el horizonte, los prestadores activaron un plan de contingencia para evitar el colapso.
En ASSE las nuevas camas serán en realidad unidades respiratorias agudas que se instalarán en todo el país, pero con una concentración mayor en el
norte. Aunque se trata de un nivel de atención dependiente de la medicina intensiva, estas unidades la utilizan los pacientes previo a ingresar a las camas
de CTI y se los asiste con ventilación no invasiva.
Esa es una de las principales diferencias con los tradicionales CTI, donde es necesaria la respiración mecánica y la intubación.
«Las unidades respiratorias las vamos a concentrar más en la frontera seca y la regional norte, que es donde el índice P7 es más elevado y donde hay más
probabilidad de que se saturen los servicios de CTI», dijo Torales.
«Está demostrado científicamente que (la unidad respiratoria aguda) evita que un paciente se complique, es una modalidad de terapia intensiva y muchas veces se evita que se intube al paciente», explicó Cipriani este martes en una visita a Soriano.
Las camas adicionales que anunció Lacalle Pou se sumarán progresivamente en el sector público, así como también los recursos humanos para atenderlas. Según Torales, se considera que una cama de CTI está operativa cuando dispone de un médico intensivista, un licenciado, un enfermero y un auxiliar de servicio.
«En el sector público la aspiración es lograr 84 camas de CTI», pero «todavía es muy temprano para decir el plazo» en la que quedarán operativas,
aunque «va a ser a la brevedad posible», señaló el adjunto de Cipriani.