Una encuesta realizada en Argentina vino a poner datos duros a una realidad que vive de manera cotidiana la mitad de la población: que la mayor parte del trabajo recae sobre las mujeres.
Ana Delicado Palacios
El sondeo, elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), puso de relieve que las mujeres dedican más tiempo a las actividades productivas, sean tareas ligadas al desempeño laboral o a las que se realizan dentro del hogar, que su contraparte masculina.
«Si el primer tipo de trabajo hace a la posibilidad de obtener bienes y servicios, el segundo, no remunerado, es el que nos permite concretar esa posibilidad en una realidad», aclara a la Agencia Sputnik el director de Estudios de Ingresos y Gastos de los Hogares del Indec, Gabriel Viú.
La primera Encuesta Nacional de Uso de Tiempo 2021 expuso que las mujeres trabajan más que los hombres en términos generales.
«La tasa de participación, que es una manera de medición que tenemos sobre este tema, nos muestra que el 94,6 por ciento de las mujeres participan en el trabajo total, en tanto, los varones lo hacen al 90,2 por ciento», corroboró Viú.
Si se desglosa el trabajo total en sus dos componentes, trabajo en la ocupación y no remunerado, se observa que la participación de las mujeres está «claramente sesgado en relación al trabajo no remunerado», ponderó el director del Indec.
Bajo estos parámetros, el 91,6 por ciento de las mujeres interviene en tareas domésticas, en el cuidado de otros miembros del hogar, o en el apoyo a otras viviendas o a la comunidad, frente al 73,9 por ciento de los hombres.
Es decir, que hay una clara predominancia de las mujeres en cada una de estas tres áreas en que se divide el trabajo no remunerado.
De hecho, la participación de las mujeres en el trabajo doméstico es 21,6 puntos porcentuales superior a la de sus compañeros. En las tareas de cuidado, la diferencia es de más 11,7 puntos porcentuales.
En contraste, los varones dedican más tiempo que ellas al trabajo en la ocupación (54,7 por ciento versus 36,4 por ciento).
LA EDUCACIÓN SUMA
Al realizar la encuesta, el personal del Indec ordenó a la población según su nivel educativo, y así descubrió que en lo concerniente a las tareas ligadas al empleo, los varones tienen siempre una participación más alta que las mujeres.
En el caso de los habitantes que tienen hasta primario incompleto, el 42,9 por ciento de los varones intervienen en las actividades relacionadas con la ocupación, mientras que las mujeres quedan rezagadas con una brecha de 20,4 puntos porcentuales.
«Esta diferencia, que se mantiene en todos los niveles, se achica considerablemente en el nivel educativo más alto, pues allí, la diferencia pasa de ser de 61,5 por ciento de los varones a 48,4 por ciento de las mujeres», observó Viú.
Un dato interesante surge al observar cuánto se involucran mujeres y hombres en el trabajo no remunerado según su formación. La participación de las mujeres es siempre mayor que la de los varones, pero la distancia se acorta a mayor instrucción.
«En el nivel educativo más alto, la diferencia de participación es de 10 puntos, mientras que en el nivel educativo más bajo, la diferencia supera los 26 puntos porcentuales», destacó el director del Indec.
Al organizar la población en términos de su contexto educativo, se deduce así que «siempre hay un predomino de los varones en el trabajo de la ocupación, y siempre hay un predominio de las mujeres en el trabajo no remunerado, pero ambos predominios se reducen cuando va aumentando el nivel educativo de las personas».
CUIDADO DISPAR
La encuesta, realizada entre octubre y diciembre de 2021, también revela un dato llamativo en relación a los hogares donde hay demandantes de cuidado, sean niños menores de 14 años o personas adultas. La participación de los varones en tareas relacionadas con su empleo o con las actividades no remuneradas permanece inalterable respecto a aquellos que viven en hogares sin estas obligaciones.
En torno al 55 por ciento de los varones participa en el trabajo en la ocupación, y el 74 por ciento lo hace en las actividades no remuneradas, pertenezcan o no a hogares con demandantes de cuidado.
No sucede así con las mujeres. Su incursión en el trabajo en la ocupación se reduce de 39 a 34,2 por ciento si deben cuidar a otros miembros de la familia, pero por el contrario, sus labores en las actividades no remuneradas crecen de 90 a 93,8 por ciento si hay demandantes de cuidado en su hogar.
«Esto muestra que la absorción de las demandas del cuidado del hogar impacta mucho de manera más claro en las mujeres, y no tiene casi efectos observables en el caso de los varones», concluyó Viú.
La encuesta, de la que se publicará una versión extendida en octubre, se basó en una muestra de 28.520 viviendas representativas del conjunto de la población en base a los 31 aglomerados que participan en Encuesta Permanente de Hogares y a cuatro localidades que superaban los 100.000 habitantes en el último censo, realizado en 2010.
(Sputnik)