Voy a referirme una vez más, a los avances, a los logros que hemos tenido durante los gobiernos de nuestro Frente Amplio.
En esta ocasión vamos a referirnos a como hemos ido “construyendo salud” a lo largo de nuestros gobiernos, tal cual lo indicaba nuestro programa, nuestra propuesta a la población.
Aquí no podemos dejar de mencionar como era la situación de la Salud Pública y Privada antes de los gobiernos de nuestro Frente Amplio. Antes del Sistema Nacional Integrado de Salud había miles de familias que no accedían a servicios médicos porque no contaban con recursos para hacerlo. Y los sectores más vulnerados se atendían en centros de salud que no contaban con equipamientos, recursos humanos, ni la estructura necesaria. Debemos recordar cómo era nuestro hospital y las policlínicas del interior de nuestro departamento 10 años atrás, con carencias edilicias, carencias de personal médico y de infraestructura. Sería bueno trazar un paralelismo de lo que eran años atrás el hospital Pasteur, el de Clínicas, el Pereira Rosell o cualquier otro que se quiera recordar y observarlo ahora con todos sus avances de infraestructura y también de tecnología y recursos humanos.
Hay mucho por hacer, y por cambiar, pero quienes se oponen al Sistema en su totalidad no lo hacen en favor de los trabajadores y trabajadoras, sino en favor de sus propios intereses.
El paradigma de la salud en el Uruguay cambió, y ahora todas las personas saben que la salud es un derecho. Por eso los cambios no se detienen, es hora de avanzar.
La reforma de la Salud uruguaya se destaca en la región y en el mundo por la búsqueda de la igualdad, la equidad y la sustentabilidad en su financiamiento. Por la cobertra y el acceso universal, por la integralidad de su propuesta sanitaria y por sus logros relevantes como la baja de la tasa de mortalidad infantil y materna, entre otros.
El FONASA y el pago de la salud es también de destaque a nivel regional y en el mundo con la incorporación del núcleo familiar en su totalidad, se aporta según sus ingresos, los jubilados tienen cobertura universal, el Plan Integral de Atención está garantizado sin importar los ingresos de las personas y se ha logrado bajar un 40% el valor de órdenes y tickets.
Entre 1985 y 2001 cerraron sus puertas 16 instituciones de salud, con más de 170 mil usuarios. El SNIS asegura la sustentabilidad del sistema, para que nadie se quede sin cobertura por mal manejo financiero de agentes privados.
Antes de los gobiernos de nuestra fuerza política, bajo un lema implícito de “una salud pobre para pobres” se mantuvo el sistema público hasta el 2004 con hospitales vetustos y en ruinas, sin los recursos básicos y cuyo presupuesto era reducido sistemáticamente por sucesivos gobiernos. Se redujo en un 40% en el gasto per cápita en ASSE entre 1999 y 2002 ( $444 por usuario en el ‘99y $ 256 en 2002). Las inversiones bajaron un 80% en ese período, con consecuencias importantes en el equipamiento e infraestructura.
Hoy ASSE es la principal institución de salud del SNIS, con 900 policlínicas, centros de salud y hospitales en todo el territorio nacional, desde las zonas rurales hasta los mayores centros urbanos. Posee una infraestructura mucho mayor, amplia y digna, sustancialmente renovada.
El gasto por usuario público continúa en aumento, pasó del 30% del privado al 80% y debe seguir avanzando hasta la igualdad. La cantidad de afiliados a ASSE a través del FONASA, que podrían optar por otros efectores, no ha parado de aumentar año a año, llegando a 500 mil en la actualidad. Más de la tercera parte del total de sus usuarios.
En el final quisiera dejar algunos de los avances más notorios en el sistema público:
- Los programas de salud con enfoque integral, jerarquizando la prevención y promoción, integrando a la comunidad
- Más de 70 mil personas operadas en el Hospital de Ojos, que antes no tenían derecho a operarse para recuperar su visión.
- En lo que respecta a infraestructura, la realidad del Hospital Maciel, del Pereira Rossell,del Saint Bois y el Pasteur son algunos ejemplos de avances, así como otros centros en el interior.
- La mortalidad infantil en Uruguay bajó de 20,46 cada mil nacidos vivos en 1990 a 7,5 en 2015, la cifra más baja de la historia del país.
- Uruguay tiene la tasa de mortalidad materna más baja de América Latina. Pasando de 13 muertes en 1990 a 8 en 2016.
La salud es un negocio para algunos y pretende que lo siga siendo, pero si la salud es un derecho y no una mercancía, hay que defenderlo y seguir corrigiendo, cambiando, avanzando.