Si mal no recuerdo, en 2001, entre otros graves problemas, se desató una severa plaga de fiebre aftosa, iniciada simultáneamente en las fronteras oeste y este.
La entidad del problema fue tal, que comprometió gravemente la industria cárnica. Las interrogantes de su origen, en un país con vacunación han sido diversas.
Recordamos que, al desastre económico del momento, se asoció la actitud del gobierno kirschnerista y sus seguidores en el intento de frenar la pastera en Fray Bentos. Grandes y negros eventos que perduran en el tiempo, siendo el gobierno colorado seriamente afectado, pero supo superar los problemas con la colaboración de su tradicional oponente, los blancos y grupos menores.
Más, es de rememorar la actitud del resto de la oposición parlamentaria, comandada por el Frente Amplio, que levantó nubes de polvo ante un asunto
primordial para la nación, en lugar de dar apoyo ante problemas que pusieron en vilo a la Nación.
Allí dejó claro su propósito de alimentarse con el daño. Permitieron las calamidades, el auge y dominio frentista, que fue incapaz de manejar la bonanza
económica heredada, que otorgó el agro por una decena de años.
Fue el manejo irresponsable, causa de la degradación de la sociedad uruguaya en todos sus aspectos.
Pasando a la actualidad y recién inaugurado el gobierno actual, golpea a la población la pandemia desatada y no tomada en cuenta en sus inicios meses
antes del inicio del 2020. Esto permitió, que las nuevas autoridades demostraran su valía ante una situación inesperada con compromiso de
la vida y la economía del país. Nadie duda de las medidas adoptadas, aplaudidas a nivel mundial. Ahora, volvemos atrás, gracias a actitudes reñidas con el manejo epidemiológico con reuniones y demás. Volver atrás en la prevención y peor, aparecen manifestaciones de diversos grupos, incumpliendo las premisas y dirigidas contra el gobierno sin el menor atisbo de recaudo sobre la enfermedad presente.
Todas ellas con el trasfondo de la izquierda militante, considerándose superiores a toda medida, una situación bien conocida de carácter populista.
Asistiendo a reclamos sin sentido y peor aún, facilitando el contagio de las personas, lo que habla de un plan siniestro para que se produzca lo peor.
¿Me equivoco ¿es una casualidad o una causalidad?
Es así que los eventos del presente y los antecedentes, demuestran que hay sujetos que para nada les interesa la patria, ni sus congéneres, solo
volver a lo de antes, con el agravante que al Covid, ellos, lo alimentan y quien paga los desastres, es el pueblo que conforma la nación.
Por lo tanto, señores, el pueblo no es rehén de los intereses de algunos. No permitamos que se siga impidiendo todas las medidas conducentes a frenar
la enfermedad. Dr. Carlos Sarroca Solé