Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) en asociación con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), comenzó a ejecutar el proyecto «Coinnovación para la producción resiliente de alimentos en
la ganadería familiar sobre campo natural del Uruguay».
Según reseña María Eugenia Carriquiry, coordinadora de la ejecución del proyecto, el objetivo principal de esta iniciativa «es contribuir a la adaptación al cambio climático» de aquellos productores ganaderos que desarrollan sus explotaciones sobre campo natural.
De acuerdo a lo divulgado en diversos trabajos técnicos del INIA, el campo natural es el principal patrimonio nutricional y fuente de estabilidad para la ganadería de carne y lana en el Uruguay. La oferta de alimento y la capacidad para recuperarse de periodos climáticos adversos convierten al campo natural en un recurso forrajero estratégico. Existen en el país cerca de 400 especies de gramíneas, en su mayoría forrajeras de ciclo estival e invernal y más de 100 especies de leguminosas, organizadas en distintas comunidades vegetales. Muchas de estas especies presentan un número elevado de ecotipos adaptados a las condiciones de suelos, clima
y manejo de diferentes regiones del Uruguay.
Todo proceso de adaptación implica un fuerte componente de aprendizaje, y en este caso, se optó por «la estrategia de aplicar el enfoque de co-innovación para trabajar con las familias y técnicos» integrantes del proyecto, narró la Carriquiry, quien además es parte de los equipos de Promoción y Desarrollo y de Capacitación de CNFR.
«Este enfoque busca que se dé un proceso de trabajo conjunto entre las familias y los técnicos para innovar juntos, en donde la familia pueda participar del proceso de definición de la mejor estrategia (de manejo del predio) en base a sus objetivos y posibilidades, en acuerdo con el técnico».
El proyecto trabajará con seis organizaciones de base de CNFR de las regiones de Sierras del Este y del Basalto, consideradas «las más sensibles al cambio climático». Se seleccionarán 50 productores familiares dedicados a la ganadería de cría vacuna y ovina, y técnicos con formación agronómica y veterinaria, elegidos en conjunto con
las organizaciones.
La ejecución de la iniciativa comenzó en enero de 2020, y hasta que se declaró la emergencia sanitaria en todo el territorio nacional por Covid-19, «hicimos un primera selección de organizaciones. Ahora estamos utilizando todas las tecnologías que tenemos disponibles para comunicarnos» y que de esta manera, las organizaciones vayan informando a sus asociados sobre el proyecto.
Acerca de los resultados esperados, Carriquiry explicó que la iniciativa «tiene dos carriles que corren juntos y son igual de importantes. Uno, que las familias participantes, transcurridos los primeros dos años del proyecto estén aplicando lo que llamamos Buenas Prácticas Ganaderas, es decir, que estén regulando un poco mejor la carga
ganadera, manejen mejor el pastoreo, la cría y las tecnologías de procesos». Básicamente, se promueve la adopción de medidas de manejo que no requieren grandes inversiones.
El otro carril, no menos importante, es «la experiencia de aplicar desde una organización como CNFR el enfoque de co-innovación, que explicita la importancia del diálogo, del aprendizaje, y que busca construir desde ahí
los cambios tecnológicos que hace años nos preguntamos en Uruguay por qué no se dan».
Los resultados del proyecto serán sistematizados y difundidos en actividades a nivel local y nacional, y también en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Perú, a través de las organizaciones integradas en la Confederación de Organizaciones de Productores Familiares del Mercosur Ampliado (COPROFAM). No obstante, está previsto que durante la ejecución del proyecto haya un intercambio fluido entre las organizaciones miembro de COPROFAM, para dar escala a la metodología de trabajo y a la adaptación al cambio climático.
Al cierre del proyecto se elaborará «un documento de propuesta de políticas públicas, en donde sistematizando lo aprendido en la experiencia, se hagan propuestas concretas para la aplicación de la metodología y de la forma de trabajo». Este documento se derivará a todos los actores de la institucionalidad agropecuaria, «Ministerio de
Ganadería, Agricultura y Pesca, entre ellos, que estén trabajando con la ganadería y la producción familiar, y que puedan generar nuevas propuestas», concluyó Carriquiry .
El proyecto cuenta con financiamiento del componente Producción Resiliente de Alimentos del programa Euroclima+ de la Unión Europea.