Aunque su uso casi siempre se limita a la cocina, el aceite de orégano puede aportar ciertos beneficios a la salud, gracias a las propiedades de sus componentes. Te contamos cómo prepararlo.
Aunque suene raro y no lo tengas dentro de tus posibles remedios naturales, lo cierto es que el aceite de orégano casero tiene beneficios que van desde ayudar a combatir las bacterias hasta reducir la inflamación. Según un estudio publicado en Oxida-tive Medicine and Cellular Longevity, el extracto etanólico del orégano tiene actividad antioxidante. Por eso, se dice que esta especia podría tener potencial para retardar o prevenir la oxidación causada por los radicales libres, responsables del envejecimiento celular.
Ayuda a combatir las bacterias.El orégano también puede ser considerado como una alternativa natural para combatir ciertas bacterias. Ggracias a la actividad antibacteriana de sus componentes carvacrol y timol, esta planta podría actuar sobre bacterias como el Staphylococcus aureus y el Bacillus cereus.
Vale aclarar que debe considerarse un adyuvante de antibióticos farmacológicos y no un tratamiento único en las infecciones. No existe evidencia de que su aplicación en solitario sea capaz de aniquilar bacterias.
Según otros estudios, el carvacrol contenido en el orégano podría proteger al organismo contra algunas afecciones virales como el norovirus, una infección
que causa diarrea, náuseas y dolor de estómago.
¿Cómo prepararlo en casa?
Ingredientes: 1/2 taza de hojas de orégano (50 gr); 1/2 taza de aceite de oliva, de semillas de uva o de almendras (200 ml); recipiente de cristal con tapa.
Preparación. Para empezar, lava las hojas de orégano y deja que se sequen. A continuación, debes machacarlas con ayuda de un mortero o algún utensilio que
sirva para este fin. Esto se hace para que la planta libere todas sus propiedades.
–Colócalas en el recipiente de vidrio, donde va a quedar almacenada la mezcla.
–Vierte el aceite de tu elección y cubre las hojas de orégano por completo. Deja reposar por unos minutos.
–Luego, coloca una olla con agua a hervir. Una vez que hierva, apaga el fuego e introduce el frasco con la mezcla.
–Deja el frasco en baño maría por alrededor de 10 minutos para que el aceite y el orégano se incorporen.
–Retira el recipiente del agua, tápalo y deja conservar durante 2 semanas en un lugar fresco y seco.
–Pasado este tiempo, cuela la preparación y ya tendrás listo tu aceite de orégano casero para darle el uso que prefieras.
–No olvides que, además del uso medicinal, esta mezcla funciona muy bien para dar un toque de sabor a las comidas.
¿Cómo usar el aceite de orégano?
Aunque a pesar de toda esta información todavía te parezca extraño su uso, debes saber que este aceite se puede consumir o aplicar directamente en la
zona que quieras tratar. Por ejemplo, para las infecciones bacterianas debes diluir 3 gotas de la preparación en un vaso con agua y consumirla.
Para dolores musculares, reumáticos y torceduras, puedes colocar un poco de aceite en tus manos y hacer un masaje sobre la parte del cuerpo que presente la molestia. Si lo deseas, incluyes algún aceite esencial que también aporte beneficios para estas afecciones.
Por otro lado, se dice que inhalar su vapor funcionaría para disminuir cuadros gripales. Al momento de sentir el malestar típico de una gripe o un resfriado común, toma de 3 a 6 gotas de aceite antes de las comidas. Puedes consumirlo en esta dosis 3 veces al día.
Algunas recomendaciones sobre el aceite de orégano Antes de utilizar el aceite de orégano, es importante asegurarse que su consumo no será perjudicial para la salud.
Aunque este se considera seguro en la mayoría de los casos y en la dosis adecuadas, existen ciertos riesgos para mujeres embarazadas, lactantes o personas con alergia a este condimento.
Además, su consumo excesivo podría provocar palpitaciones, alteraciones nerviosas, depresión, entorpecimiento y somnolencia. Recuerda que no existen
remedios milagrosos y lo mejor siempre será consultar con el médico ante cualquier sospecha de un problema mayor.