Juan Manuel Rodríguez – (PN)
Cuando a comienzos de este siglo y en plena crisis económica regional, comenzaron a acceder al gobierno de varios países de Sudamérica distintos partidos autoproclamados “de izquierda», y muchos aquí pregonaban complacidos que se trataba de un viraje ideológico a nivel continental.
Los hombres y mujeres libres de América Latina por fin adquirían conciencia de clase y rompían las cadenas que los oprimían y se abrían camino hacia un futuro venturoso, de prosperidad e igualdad.
Ahora que la cosa se está dando vuelta, que esos mismos gobiernos están cayendo envueltos en escándalos de corrupción de magnitudes hasta hace poco inimaginables, la explicación que dan sus voceros locales, es que se trata de una «nueva metodología de golpes blandos, que el imperialismo norteamericano está promoviendo en el continente».
Justo los gringos que ya no pueden ni con sus propias elecciones son los culpables… ue lo diga Maduro que habla “de pajaritos” y se mantiene sólo apoyado por el Ejército, vaya y pase, pero que lo repitan en nuestro país, ya es subestimar la inteligencia de los uruguayos.
Según esa lógica aquellos hombres y mujeres libres ya no lo son, ahora son simples títeres del imperio. Para ellos, cuando alguien los vota es porque ha adquirido esa tan pregonada «sensibilidad de izquierda», pero cuando esa misma persona decide no votarlos más, es porque se vendió a la oligarquía y al imperialismo.
Ni una cosa ni la otra. Tuvieron la oportunidad que pidieron y la desperdiciaron. Se olvidaron que los votos eran prestados y que había que retribuir con gobiernos por lo menos honestos. Lo que vivimos hoy no es un nuevo “embate de la derecha» que al igual que “la izquierda», hace mucho que no existen en el mundo. Lo que está pasando ahora frente a una nueva crisis, es la caída del prestigio de partidos que demostraron ser incapaces de prevenir la gran escalada de corrupción, coimas, sobre facturación o robo liso y llano, en el que cayeron muchos de sus representantes.
Por eso perdieron los Kischner las elecciones en Argentina, por eso el PT acaba de perder en Brasil unos 10 millones de votos y se quedó sin ninguna de las 26 capitales estaduales en las recientes elecciones, cayendo del tercer lugar al décimo en cantidad de «prefeituras».
Ése es el verdadero «golpe». Un golpe duro y doloroso. Un golpe que les da la gente a puro voto. Aquí, de la mano de Pluna, Ancap, Alur, Fondes, Aire Fresco y ainda mais, se viene germinando el mismo fin. En las próximas elecciones el gobierno uruguayo también tendrá su golpe de gracia. Un golpe contra el suelo y desde la realidad, que es más sabia que cualquier ideología.