El peronismo vuelve a la Casa Rosada en Buenos Aires. Alberto Fernández toma posesión y su llegada al poder y plantea muchos interrogantes, porque ha sido un candidato completamente construido por Cristina Kirchner y está apoyado por el poderoso sector tradicional del peronismo.
Los sindicalistas, los gobernadores del interior del país y un sector del empresariado industrial.
Cristina ocupará el cargo formal de la vicepresidencia y controlará la provincia de Buenos Aires, el potente grupo ideológico llamado “La Cámpora” y la mayor parte de los líderes de los llamados "movimientos sociales", que pueden movilizar en pocas horas a miles de personas. Estamos ante dos presidencias en una.
Vamos a ser testigos, una vez más, de un fuerte choque entre las dos tendencias antagonistas que siempre terminan enfrentándose en el seno del peronismo.
Este equilibrio de fuerzas le quita a los Kirchner posibilidades de llevar adelante un
gobierno de corte tan autoritario como el que desarrollaron en sus presidencias
anteriores.