Dados los arduos debates que se escuchan en medios y redes sobre el feminismo radical de izquierda, contra el machismo patriarcal y capitalista de derecha, me parece interesante establecer algunas distinciones fundamentales.
Precisamente, en mi humilde opinión, es este feminismo siniestro al que hay que combatir, así como también debe neutralizarse al machismo que ha sometido a la mujer durante siglos y ha reportado enormes problemas y conflictos sociales en distintas culturas En este sentido, hicieron de causas nobles, como fueron los primeros
movimientos feministas, que defendieron los derechos de la mujer para que fueran iguales a los de los hombres, un desastre de arbitrariedad y de falta de equilibrio que se traducen ahora en leyes y sentencias.
Quiero dejar en claro que en lo personal me rechinan todos los tipos de fanatismos y dogmatismos. Tanto el machismo como el “bolche-feminismo” , tanto la extrema izquierda comunista, como la derecha en su capitalismo salvaje y desmedido.
Creo que el mecanismo de la confrontación y el permanente conflicto entre estos extremos, no conducen finalmente a nada, más que hacer crecer el problema.
No hay diálogo posible entre quienes se empeñan en considerar su punto de vista como una verdad revelada, sin posibilidad de empatizar ni admitir otras razones. Creo por esto, que cada uno de nosotros debe revisarse cada tanto en este sentido, para ver si no está contribuyendo a aumentar lo que en definitiva sanamente no queremos.
Es responsabilidad de nuestra generación como seres humanos, el tender puentes y encontrar un nuevo equilibrio donde hombres y mujeres tengamos los mismos derechos; pero donde también se valoren y respeten nuestras diferencias. No ya como roles culturales estáticos, sino como los roles que cada uno elija en la
familia y en la sociedad.
Tal vez conviene comprender de una buena vez, que no existe el gen de la cocina, la peluquería o el ballet para las mujeres, así como tampoco el del empresario, el futbolista o el político para los hombres. Estos son roles que las personas pueden elegir según sus intereses y su personalidad.
Pero en todos los casos, deben de ser respetados y tener las mismas garantías para poder desarrollarse en lo que sientan motivación de hacer.
De eso se trata la libertad y la construcción de una sociedad más armoniosa.
Lic. Ps. Claudia Bengoa