Dr. Carlos Arezo Posada
“En una pequeña o gran ciudad o pueblo,
un gran teatro es el signo visible de cultura”
Manuel Cañete
Construcción del teatro y su inauguración
Construcción del Teatro
En un principio el interés de Escayola es construirlo como obra pública, a cuyo efecto se habían recabado fondos en colaboración de acciones por valor de cien pesos.
El investigador Fermiano Ramón Cardozo da a conocer una nota dirigida por el Jefe Político y de Policía a los Comisarios de su dependencia, solicitando apoyo a estos efectos, la cual transcribimos:
“San Fructuoso, julio 4 de 1884
Sr. Comisario.
Como es de pública notoriedad, hace algún tiempo que el que firma se preocupa de arbitrar los recursos necesarios para legar al Departamento una mejora urgentemente reclamada: la construcción de un teatro en esta villa.
He creído siempre que es el deber de las autoridades es propender por los medios a su alcance, al adelanto del Departamento que administran y que todo lo que en ese sentido se iniciara, encontraría el más decidido concurso por parte del vecindario.
Consecuente con esta idea, me dirigí a muchos hacendados y propietarios, haciéndoles conocer la mejora proyectada, para lo que era indispensable el concurso del pueblo.
El resultado obtenido ha sido satisfactorio, contándose ya con un número regular de acciones, colocadas entre personas de responsabilidad.
Aparte de esto el que firma tiene especial interés en que sus subalternos coadyuven también la realización del pensamiento iniciado, para demostrar así que los empelados policiales, sin distinción ninguna no son refractarios a las ideas de progreso.
En este sentido, invito a Ud. a tomar una acción del teatro proyectado, cuyo valor de cien pesos, le será descontado a Ud. por entregas de quince pesos por cada presupuesto que se abone por la Jefatura.
Esperando su pronta contestación, lo saluda su jefe y amigo.
- Escayola”
Sin embargo, a pesar de haberse recogido bajo ese concepto la cantidad de $ 4.500, la misma es devuelta a los contribuyentes por no ser suficiente para levantar en toda su magnitud el teatro programado. El coronel Escayola decide entonces construir el edificio con sus propios recursos. De ahí que el teatro –cuyo costo asciende un total de $ 25.000– se denominará “Escayola” y no con otro nombre.
El proyecto del edificio y la dirección de la obra es del ingeniero francés Víctor L´Olivier, quien viniera a hacerse cargo algunos años antes, de los trabajos técnicos de las minas de oro de Cuñapirú estableciéndose definitivamente en Villa San Fructuoso cuando las minas pasaron a la compañía inglesa.
Iniciados los trabajos de construcción en 1886 por la empresa de José Mazuchelli, finalizan en 1891, cuando Escayola ya no era más Jefe Político.
La obra del Teatro Escayola, mereció el comentario de un cronista viajero montevideano, que “El Heraldo” de San Fructuoso transcribe el 14 de agosto de 1890:
“El Teatro de Tacuarembó, será uno de los mejores de la República. La fachada elegantísima, la concurrencia tiene acceso al interior por siete puertas al frente; a los costados hay dos espaciosos salones, uno de ellos destinado a café, con una comunicación interior al Teatro, construido por los planos y bajo la dirección del Señor Víctor L´Olivier, inteligente Ingeniero francés, ex Director de las minas de oro de Cuñapirú, ofrece todas las comodidades y medidas de seguridad requeridas en esta clase de establecimientos. Además de las salidas ordinarias, la concurrencia al Paraíso y Cazuela, tienen por el caso de peligro, dos salidas más, que dan a la azotea de los salones laterales. Actualmente se trabaja con celeridad en su terminación y dentro de poco, la sociedad tacuaremboense tendrá también un Teatro digno de su cultura y a la altura de los mejores de la República. Felicitamos al Señor Escayola por su proyecto e iniciativa, y al Señor L´Olivier, la inteligente experiencia que representa aquella importante construcción”.
Su estructura y apariencia general tiene semejanza con el gran Salón de Conciertos del Palacio de Trocadero en París. Sus mármoles fueron encargados expresamente de Carrara, Italia, y las pinturas al fresco estuvieron a cargo del célebre pintor español Pradilla, quien viajara de su país a Villa San Fructuoso expresamente para ello.
La viga que forma la boca del escenario se traslada en carretas desde Paso de los Toros, demorando así tres meses. Cuando llega se puede comprobar el error en su extensión pues resulta más reducida en cuanto al largo previsto. En general al material se lo trae en carretas pues el ferrocarril recién arriba a la Villa el primero de mayo de 1891.
El cortinado del escenario de terciopelo rojo, lo mismo que el tapizado general de peluche rojo. Palcos y puertas de color oro y blanco, los asientos en blanco, los artefactos de bronce y de dos brazos.
El sistema de iluminación a gas de carbón es instalado por José Tachini, el que se mantuvo hasta 1910, año en que será cambiado por el sistema de alumbrado eléctrico de motor propio, cuando aún la población no contaba con tal sistema de iluminación. El alumbrado central de la sala se realiza por medio de una “araña” cuyo diámetro se aproxima a metro y medio, con cincuenta picos de luces, picos éstos de cristal de murano, formando una gran rosa, ya que se le sube y baja por medio de extensa cadena. Su construcción es expresamente encargada a un artista italiano.
La sala del referido teatro cuyo propósito es también utilizarlo como sala de baile, posee para la platea una capacidad de 252 personas, y entre cazuela y las demás localidades, un total de 752 ubicaciones.
La inauguración
¡Llega el gran día! El 31 de mayo de 1891 se conmueve la sociedad local ante este acontecimiento extraordinario. A fines de otorgar mayor jerarquía al evento el Coronel logra concretar la presencia de un elenco de alto nivel de la capital, la Compañía de Zarzuelas de Félix Amurro.
El grupo viene dos días antes para asegurar todos los preparativos del acto solemne y de las demás presentaciones que continuarán por varios días.
La integración de la Compañía es la siguiente: Félix Amurro (tenor y Director), Eduardo Carmona (tenor cómico), Asunción Montiel (soprano), Adela Gómez (soprano), Ricardo Matti (barítono), Primitivo Martínez (barítono), Julián Torrijo (Bajo), Pascual Martínez (Característico). Coro de ambos sexos y maestro concertador.
Anotamos el informe periodístico del periódico local de “El Heraldo”, de fecha 4 de junio de 1891, sobre tan significativo evento:
“LA INAUGURACIÓN DEL TEATRO.
En la noche del domingo (31 de mayo) se inauguró en esta Villa el precioso Teatro, construido por el Coronel Don Carlos Escayola. Le cupo ese honor a la Compañía de Zarzuelas que dirige el Sr. Don Félix Amurro.
A las ocho y media de la noche, el Teatro rebosaba de gente ansiosa de oir “Los Diamantes de la Corona” y admirar el templo del arte, que era ya una necesidad reclamada para la sociedad de San Fructuoso.
Qué bello aspecto presentaba el Teatro a esa hora. Alumbrado esplendorosamente a gas y con sus preciosas decoraciones y telón de boca.
Allí se encontraban infinidad de caballeros y casi todas nuestras adorables señoritas que, como ángeles, adornaban el recinto, dándole mayor realce. Pero que, como lindos demonios, nos hacían por momentos apartar la vista de los artistas, para contemplar, estáticos, sus divinas facciones.
A esos actos, debieran ir siempre todas las mujeres.
Como lo anunciaba el programa, se dio la bonita zarzuela de Oudrid, “Los diamantes de la Corona”. La ejecución de esta bella obra, logró satisfacer a los espectadores, que aplaudieron sin reserva alguna a los artistas, señoras Montiel y Díaz, y a los señores Amurro, Carmona y Torrijo.
La Montiel, ha conseguido ya atraerse las simpatías del público que vé en ella a una artista bastante buena. Se hizo aplaudir con entusiasmo, cantando con bastante gusto. El señor Amurro, muy bien en el rol que desempeñó. Su voz es agradable y dulce y ha obtenido aplausos merecidos en los números más lindos de la obra. Carmona, recibió una ovación cuando se presentó en el escenario. Fue un ministro inimitable y consiguió arrancar aplausos conjuntamente con el señor Torrijo.
La función terminó con la preciosa zarzuelita “Los Baturros”, en la que salieron triunfantes la Montiel, Torrijo y Carmona. Este artista es de chispa y día a día profesa en el género cómico. Ya tendremos oportunidad de juzgarlo esta noche, en su papel de Tiburón en el “Anillo de Hierro”, preciosa zarzuela que llevará numerosa concurrencia a nuestro coliseo, y en el de Venuncio de la “Gallinita Ciega”. Los tres héroes de “Los Baturros”, cantaron y bailaron lo que se llama …chic. Todavía recordamos los nutridos aplausos que se ganaron y la repetición que tuvieron que hacer de algunos números. Carmona leyó una bonita poesía, que la publicamos en otro lugar y que la escribió expresamente para la inauguración del Teatro.
No queremos cerrar estar ligeras líneas, sin dejar constatado que la Compañía de Zarzuelas agradó en extremo. Nos promete noches muy buenas y bien merece que todas las funciones que den, tengan siempre un lleno completo.
Oportunamente, hemos de dar una descripción completa de nuestro elegante coliseo”.
Éxito empresarial cultural sin resultados económicos positivos
Durante los 18 años subsiguientes a la inauguración, Escayola dota a Tacuarembó del esplendor de un desfile incesante de compañías de óperas, operetas, varietés, zarzuelas, sainetes, rondallas, comedias, veladas, conferencias, recitales de música, baile y canto, espectáculos circenses, marionetas, títeres, cuartetos de cuerdas, conjuntos carnavaleros, etc.
Estos 18 años de teatro abierto, culto y popular, son organizados por Escayola cuando éste ya había dejado la Jefatura Política del Departamento, y donde sus propios recursos económicos respaldan el éxito o fracaso de los espectáculos, razón por la cual, cuando se traslada a la capital en 1908, lo hace prácticamente con poco dinero, al haber vendido en años anteriores sus propiedades rurales y urbanas.
Este panorama indica como resultado, un esfuerzo denodado en presentar espectáculos a riesgo de su fortuna particular.
En ese proceso de inversiones artísticas, salva el predio teatral efectuando una venta del mismo a su hijo Segundo Escayola. La familia posteriormente a su fallecimiento, durante el año 1932, transfiere la propiedad a José Cruz, quien se asocia con José Antonio Paolino, en la Sociedad “Cruz y Paolino” empresa que procede al cambio de nombre por Teatro Uruguay en el mismo año.
Sin Escayola, el Teatro continúa activo con otras empresas propietarias durante varios años, cerrando definitivamente a mediados de la década de 1950.
Más allá de su lamentable postura y desenfrenada acción política, hombre autoritario y empecinado representante de la dictadura del momento, en el tamiz del tiempo, no puede desconocerse el valor e incidencia de estos emprendimientos que le otorgan a Tacuarembó una base cultural de enorme trascendencia para el futuro.
El posicionamiento del Teatro en la región
La trascendencia de este emprendimiento artístico en la época, se manifiesta también por su porte especulativo, la habilidad y el respeto que tienen de Escayola como manipulador contratista en los manejos y contactos para lograr artistas para su escenario.
Hay informes sobre la existencia de una demanda judicial por reclamo del Teatro Solís contra Escayola. Erasmo Silva Cabrera -AVLIS- recoge el dato de Domingo Gallichio, funcionario del propio Teatro, sobre este incidente: “Ud. sabe que en el archivo del Teatro existe un antiguo expediente, quizás de la década 1890-1900, en el cual consta la demanda judicial hecha por nuestro Teatro al propietario del Teatro Escayola de Tacuarembó. El pleito se debió a que en vísperas de una de nuestras principales efemérides patrias el Solís anunciaba el debut de una gran Compañía española. Parece que estaba todo vendido y cuando aguardábamos el arribo del elenco, se supo que había venido días antes, de incógnito, trasladándose integralmente a Tacuarembó, para actuar en el teatro local. Llegó la noche del debut y la compañía no se presentó. Escayola alegó “que la lluvia y el estado de los caminos no habrían posibilitado el regreso a la capital. Pero…