Adolfo Jiménez Fernández, exsecretario general de la Seguridad Social de España, expuso en una conferencia organizada por la CESS.
El envejecimiento de la población, la caída de la tasa de natalidad y los cambios en el mercado de trabajo derivados de la irrupción de nuevas tecnologías,
son factores que impactan fuertemente en los sistemas de seguridad social. Esa realidad afecta a Uruguay y también a países con los que comparte la
característica de contar con una proporción relevante y creciente de habitantes en edad avanzada.
Ese es el caso de España y Portugal, que en los últimos años han implementado reformas en sus sistemas previsionales, lo que despertó el interés de la
Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) en organizar una conferencia virtual para profundizar el conocimiento de la experiencia de ambos países.
El webinar se realizó el 26 de febrero, con el apoyo de la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS).
Uno de los expositores fue Adolfo Jiménez Fernández, exsecretario general de la Seguridad Social de España y exsecretario general de la OISS, quien centró su presentación en el Pacto de Toledo, un mecanismo que desde 1995 ha permitido alcanzar amplios acuerdos parlamentarios respecto a cambios en el sistema de pensiones.
En ese sentido, Jiménez Fernández destacó la relevancia de alcanzar acuerdos políticos que den «soporte y estabilidad a los cambios en los sistemas de pensiones», recordando que, en los últimos tiempos, solo en una oportunidad una modificación en el modelo no perduró en el tiempo y fue cuando se aprobó sin originarse en la institucionalidad del Pacto de Toledo.
El acuerdo se concreta en una comisión parlamentaria, integrada por representantes de todos los grupos políticos, que convoca a empresarios, sindicatos,
académicos, representantes de los pensionistas y agentes sociales, explicó el especialista, y agregó que «constituye una base permanente de diálogo político y
social para tratar de lograr un consenso sobre el modelo, desarrollo, estabilidad y evolución del sistema de pensiones».
Las recomendaciones que surgen en ese ámbito no son vinculantes, pero la experiencia muestra que sus propuestas son aprobadas por los principales
partidos políticos, indicó Jiménez Fernández.
En España, los cambios acordados en los últimos años, que contemplan el mantenimiento del régimen de solidaridad intergeneracional, incluyen medidas
como la suba paulatina de la edad de retiro, actualmente en 66 años y que llegará a 67 en 2027, y la aplicación de mecanismos que premian períodos
mayores de cotización.
Por su parte, José Cid, extitular de la Dirección General de la Seguridad Social de Portugal, se refirió a las reformas que ha implementado su país y que han
permitido mejorar sustancialmente la sostenibilidad del sistema de seguridad social. Cid explicó que, para lograr ese objetivo, hoy el modelo de
pensiones establece una edad mínima de retiro de referencia, que varía a medida que aumenta la esperanza de vida a los 65 años, y aplica penalizaciones e
incentivos que apuntan a extender el período activo. En particular, resaltó que los cambios posibilitaron la generación de «mecanismos automáticos de
reequilibrio» del sistema.
El exjerarca portugués señaló que en 2016 el gasto total en pensiones representó el 13,6% del PIB, e informó que la Unión Europea y la OCDE proyectan
que el gasto en pensiones descenderá a 12% del PIB en 2060 y a 11,4% del PIB en 2070. También fue parte del webinar el experto español José
Antonio Herce, consultor y socio fundador de LoRIS (Longevity and Retirement Income Solutions). Herce elogió la profundidad de las reformas llevadas a cabo en Portugal y enumeró algunas debilidades del sistema de pensiones de España.
Por ejemplo, señaló que el modelo español presenta una de las tasas de sustitución (relación entre los ingresos en la etapa pasiva y en la etapa activa) «más
altas del mundo», y añadió que la tasa interna de retorno (TIR) de las pensiones por los aportes realizados es «en muchos casos superior al 5% real». «No hay
inversión en el mundo ni en las últimas décadas que de manera ordinaria haya estado dando esta rentabilidad», afirmó Herce.
El exceso de retorno que las pensiones tienen respecto a las cotizaciones efectivamente pagadas por el trabajador medio, no solo en España sino en muchos países, «se ve agudizado» por el hecho de que cada 24 horas la esperanza de vida aumenta 4 horas, sostuvo el consultor.
«Un sistema en el que la gente vive cada vez más y trabaja cada vez menos y practica el método financiero del reparto, sencillamente llegará un momento en el que no podrá pagar todo lo que promete. A lo mejor sí la mitad, pero no todo lo que promete», advirtió Herce.