La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó ante el Parlamento de Uruguay datos para legislar en reducción de pérdidas y desperdicio de alimentos.
Por Gerardo Laborde (Xinhua)
El 11 por ciento de los alimentos disponibles para consumo humano en Uruguay se pierde o desperdicia cada año, lo que representa cerca de 1 millón de toneladas anuales, advirtió la entidad.
Expertos de la FAO asistieron esta semana a la Comisión Especial de Derecho a la Alimentación del Parlamento uruguayo, presidida por el diputado del oficialista Partido Nacional, Armando Castaingdebat.
«La gran mayoría de los uruguayos no somos conscientes de lo que significa y el grado de importancia que tiene el desperdicio de alimentos en nuestro país», dijo Castaingdebat, también Coordinador del Frente Parlamentario contra el Hambre de Uruguay.
«Capaz que el principio de todo, sabiendo lo que queremos lograr, es que tenemos que tratar de comunicar por qué tenemos un problema para después pensar en la solución», agregó en la comisión.
La vicepresidenta de la Comisión Especial, la diputada del opositor Frente Amplio, Cristina Lustemberg, subrayó que en Uruguay «hay estrategias de donación que han dado resultados positivos, como a través de una organización de la sociedad civil, Redalco, y una asociación con el ministerio de Desarrollo Social».
En tanto, la oficial superior de Políticas de FAO para América Latina y el Caribe, Daniela Godoy, resaltó que «las pérdidas y desperdicios de alimentos representan un desafío en el trabajo de los países para transformar los sistemas agroalimentarios».
«Especialmente en un contexto de alza de precios de los alimentos y aumento del hambre e inseguridad alimentaria a nivel global», agregó.
La FAO considera las pérdidas de alimentos como la disminución de la cantidad o calidad de los alimentos a consecuencia de las decisiones y acciones de los proveedores de alimentos en la cadena sin incluir la venta al por menor, los proveedores de servicios alimentarios y los consumidores.
Los desperdicios de alimentos, en tanto, refieren a la disminución de la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, los servicios alimentarios y los consumidores.
Un estudio publicado en 2017 por la FAO establece que el volumen de pérdidas y desperdicios de alimentos en Uruguay están en el entorno del 11 por ciento de la oferta de alimentos disponible para consumo humano.
Esto representa alrededor de 1 millón de toneladas por año, con un valor estimado de 600 millones de dólares, con base en la materia prima.
La prevalencia de subalimentación (hambre) en Uruguay pasó de 3,9 por ciento en el período 2004-2006 a situarse por debajo del 2,5 en 2018-2020, mientras la inseguridad alimentaria grave se redujo de 6,8 en 2014-16 a 6,7 en 2018-2020.
Sin embargo, la inseguridad alimentaria moderada o grave aumentó de 21,6 por ciento en 2014-16 a 23,5 por ciento de la población en 2018-2020.
La especialista de la FAO en Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, Sara Granados, aseguró que «reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos debe ser una prioridad en la agenda global y en la de los países de América Latina y el Caribe».
«No solo tiene efectos en la inseguridad alimentaria, también tiene graves consecuencias sociales y económicas, y un gran impacto ambiental», manifestó ante el Parlamento uruguayo.