Juan Manuel Rodríguez (PN)
Con el voto afirmativo del diputado Gonzalo Mujica a la propuesta del Partido Nacional, de formar una comisión parlamentaria para investigar la frustrada construcción de la planta regasificadora, parece confirmarse un cambio en las relaciones de fuerzas existentes a nivel del poder legislativo, dejando, por primera vez en varios años, al poder ejecutivo sin las mayorías automáticas a las que estaba acostumbrado y entre las cuales suele sentirse a sus anchas.
No es la primera vez que esto ocurre desde que el Frente Amplio es gobierno, pero hasta ahora venía siendo la excepción a la regla, una regla que de más está decirlo, se encuentra legitimada por el voto popular, quien fue quien le otorgó esas mayorías, pero que ha llevado también a una lógica de exclusivismo a la hora de legislar y controlar, que es hija sin dudas del desgaste a que llevaban las negociaciones internas que, a veces con fórceps, venían logrando mantener esas ajustadas mayorías, encolumnadas detrás del gobierno.
De confirmarse este proceso (el alejamiento de Mujica de la bancada del Frente Amplio) se estaría configurando también un cambio en el relacionamiento entre las dos cámaras que componen nuestro poder legislativo, ya que a partir de ahora también dejarían de ser idénticas sus proporcionalidades políticas, lo que seguramente redundaría en beneficio de un mayor destaque de la cámara baja, donde se deberían intensificar las negociaciones a fin de lograr la aprobación de cualquier Proyecto de Ley.
Teniendo en cuenta que la Cámara de Diputados es electa con criterios territoriales, además de partidarios, recordemos que los diputados son electos en representación de los departamentos, a diferencia de los senadores, que loson en circunscripción nacional.Lo que parecía ser el simple movimiento de un peón, puede terminar produciendo un cambio en el tablero político nacional, que aún puede ser de magnitudes insospechadas.
Estos cambios, a mi criterio, no deben ser vistos como un problema para el país, sino por el contrario, como una oportunidad que nos permite acercarnos nuevamente a nuestras más preciadas tradiciones nacionales de coparticipación y de inclusión de las minorías en el manejo de la cosa pública, así como la posibilidad de construir las grandes mayorías, que han sido históricamente el motor de superación y de generación de las verdaderas políticas de estado.
El presidente Tabaré Vázquez, despojado de esa estrecha mayoría, que si bien por un lado le daba la tranquilidad de no ser controlado y de poder aprobar algunas de sus iniciativas, por otro lo encajonaba de tal manera dentro de una visión exclusivista de algunos grupos radicales, que le impedía la conformación de acuerdos más vastos; tiene ahora la oportunidad de romper con esos moldes y anteojeras ideológicas, abriéndose al país y al resto del sistema político.
Si esa fuese la actitud del gobierno, seguramente encontrará en el Partido Nacional, que siempre ha pregonado que solo con el esfuerzo mancomunado de todos los orientales el país puede salir adelante.La mano tendida y el brazo remangado, pronto a trabajar en pos del bien nacional, como cada vez que fue convocado para ello, por más frustrados que se hayan visto después, en la práctica de los acuerdos realizados en torno a temas tan sensibles como la educación o la seguridad.
Para nosotros, el concepto de gobernabilidad continúa vigente, tal como nos lo enseñó Wilson Ferreira Aldunate y aun puede ser explicado.