Más profesionales, digitalización y nichos de mercado son claves para lograr un crecimiento
Según una encuesta nacional de mipymes realizada en 2017, solamente 3% de las micro, un 6% de las pequeñas y el 10% de las medianas empresas nacionales declaró haber realizado alguna exportación de forma directa durante ese año.
A su vez, un trabajo realizado por Uruguay XXI concluyó que durante 2018 el 77% de las empresas uruguayas que vendieron hacia el exterior eran este tipo de organizaciones (de 1.840 en total), pero apenas representaron el 7% del valor total de lo exportado, que fue por US$ 7.986 millones.
Ante esta realidad, desde la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) y el instituto encargado de promocionar las exportaciones de bienes y servicios en el país, se ha trazado una estrategia de coordinación y división del trabajo.
El director ejecutivo de Uruguay XXI, Jaime Miller, dijo a El Observador que aunque aún es incipiente, el objetivo es que ANDE identifique a aquellas pequeñas y medianas empresas con potencial exportador, para que después intervenga la institución que él dirige con el fin de potenciar capacidades que permitan apuntar a una mayor internacionalización de esas firmas.
“Por la propia naturaleza de su negocio no toda pyme tiene que tener un perfil exportador. En el pasado, Uruguay XXI lo que ha hecho es proveer información de mercados, capacitar y ayudar a la promoción. La idea es seguir haciendo eso, pero a través de una mucho mayor coordinación con ANDE.
Esperamos que las cosas que hagamos tengan impacto, poder medir y corregir de ser necesario. Queremos ser una agencia de concreción, no solo de
promoción”, explicó Miller.
Sin embargo, un problema más estructural que acarrean las mipymes uruguayas -pero también de la región- para pensar en ampliar sus mercados,
horizontes y potenciar su productividad, es que carecen de personal calificado.
El presidente de la Asociación Nacional de Micro y Pequeñas Empresas, Pablo Villar, dijo que es necesario apoyar a este tipo de compañías con
vínculos con la academia e instituciones de innovación como el Latu o la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), de manera que
“puedan generar en su proceso de consolidación, expansión y mejora tecnológica un desarrollo de productos de calidad y exportables”.
“Cuando uno analiza sectores de pequeñas y micro empresas en el ámbito industrial o de servicios globales de las economías centrales, cuentan con un fuerte soporte profesional. Mientras tanto, en la plaza uruguaya, el sector TIC exporta con menos apoyo que otros más históricos, pero tiene la peculiaridad de que la
mayoría de su plantilla son profesionales”, argumentó Villar.
Para el empresario, ese vínculo academia-empresa es lo que puede dotar a las pymes “de la gestión y el diseño” que brinde el valor agregado necesario
para un mejor desarrollo productivo.
Igualmente, Villar coincidió con Miller en que no necesariamente todas las empresas que emplean a menos de 100 trabajadores en el país deben ser exportadoras. En primer lugar porque muchas producen bienes no tran-sables. “Aunque a veces te llevas la sorpresa de que tenés servicios odontológicos que se exportan porque llega gente a colocarse insertos”, dijo De todas formas, Villar apuntó que para los empresarios es importante tener un sector exportador
potente en general, que “traccione” a todo el conjunto de proveedores del aparato productivo interno, con el fin de “enganchar a pequeñas y micro empresas para que entren en la cadena con esos sectores que venden hacia el exterior”.
“Muchas veces por razones de escala, del tipo de producto, de calidad y especificidad, se hace muy difícil que todas las empresas tengan un producto al menos exportable. Lo que sí es un mecanismo más factible es que micro y pequeñas empresas se aglomeren desde el punto de vista económico con firmas del sector
exportador”, explicó.
Menor tasa de supervivencia Las mipymes en Uruguay se caracterizan por exportar productos no tradicionales como plásticos, vestimenta, calzados, cuero y sus manufacturas, productos agropecuarios no tradicionales, entre otros.
Respecto a los destinos, según el informe de Uruguay XXI publicado en 2019, este tipo de empresas mostraron una mayor dependencia regional que
las firmas grandes en el año anterior. En particular, el 42% de las empresas tienen como principal mercado Argentina, Brasil o Paraguay. Por otro lado,
mientras que una mipymes uruguaya exporta en promedio a tres destinos, las empresas grandes lo hacen en promedio a 11 mercados.
“Las mipymes exportadoras tienen menor tasa de supervivencia exportadora que las empresas grandes. Solo el 28% exportaron 15 años en forma ininterrumpida, mientras que ese porcentaje asciende a 66% para el caso de las grandes”.
La presidenta de ANDE, Carmen Sánchez, dijo que por la falta de volumen de producción las pymes estratégicamente a lo que tienen que apuntar es a encontrar un nicho de mercado, “que a veces es más difícil”.
En este punto, la jerarca entiende que ahí radica el rol relevante que tienen que jugar Uruguay XXI y cancillería.
“Muchas veces hay también un tema con la certificación de calidad que piden los mercados externos, que la gran mayoría de las pymes no poseen. A esto hay que sumarle los costos de exportación que implican también una serie de limitaciones”, agregó Sánchez.
Sobre este último aspecto, en 2019 el gobierno impulsó un régimen de exportación especial dirigido a micro y pequeñas empresas, que permite la
exportación exonerada del pago de gravámenes y tributos por medio de un despacho aduanero simplificado. El límite es de US$ 2 mil por exportación,
pero sin restricción de peso.
Sin bien el programa tuexporta “algo funcionó, le faltó mayor difusión”, opinó Sánchez.
“También la apertura de los mercados para las pymes va muy atado a la digitalización. El exportar no implica necesariamente tener que ir con fin comercial a ningún lado, sino tener una página web o en plataformas como Amazon, que permita mostrar tus productos o servicios. Hay que capacitarse para que las pymes puedan entrar en esas plataformas. Y para eso es necesario de políticas públicas a desarrollar estas capacidades, para que no terminen siendo solo esfuerzos individuales”, aseguró la economista.
De la encuesta realizada en 2017, surgió que un 38% de las mipymes no tenía computadoras o laptops, un 48% no contaba con celulares con fines empresariales y el 62% declaró no usar programas informáticos para tareas administrativas, contables o financieras.
El 67% del empleo privado es en Mipymes Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2019 había en Uruguay 159.418 micro empresas, 24.634 pequeñas y 5.244 medianas empresas. A partir de datos del Banco de Previsión Social, este jueves se informó que a raíz de la crisis económica generada por el coronavirus, cerraron 7 mil de este tipo de empresas en el país.
El 60% fueron unipersonales, lo que equivale a unas 4.200 y en total se perdieron alrededor de 40 mil puestos de trabajo en los últimos meses. Las más de 189 mil micro, pequeñas y medianas empresas que existen en Uruguay aportan el 67% del empleo en el ámbito privado, según información de ANDE, por lo
que “emplean a dos de cada tres personas ocupadas” en el sector.