El médico psiquiatra es miembro del grupo Madurez Activa y Saludable, que busca visualizar la discriminación a las personas mayores. Apunta a promover acciones para cambiar el paradigma.
Autor/a: Pablo Bagnati
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al período comprendido entre 2021 y 2030 como “la década del envejecimiento saludable”. El desafío es apuntar hacia la plenitud en materia de salud física y psíquica, de participación social, de rendimiento cognitivo y de afecto positivo que pueden tener las personas durante su vida útil.
Este objetivo se impone ante una realidad imparable: más del 90% de las naciones del mundo va a poder envejecer, ya que cuentan con una esperanza de vida promedio mayor a los 65 años.
Por lo tanto, los países deberán contar con acciones para la “nueva vida” de los individuos después de los 60 años y dejar de llamar a los adultos mayores como “la clase pasiva” o a la vejez como sinónimo de enfermedad, ya que esto puede llevar a discriminar a los ancianos por su edad.
Nuestro grupo tiene como objetivo difundir cómo la ancianidad, afecta la salud cognitiva y el bienestar de forma cuantificable y puede restar años de vida.
Buscamos:
– Gestar conciencia en la gente de que la ancianidad, no puede influir decisiones restrictivas para los adultos mayores, porque afecta su calidad de vida.
– Promover acciones y políticas públicas que incluyan al adulto mayor en la comunidad, en su mejor y más sostenida integración con ella, desde el punto de vista social, laboral, y de acceso pleno a las actividades que la vida moderna proporciona.
-Trabajar en la prevención de la salud física y cognitiva del adulto mayor.
Lejos de tener un objetivo de queja o pretender un rejuvenecimiento forzado de esta franja de edad, es el objetivo de ver esto en la gente y así colaborar con la transformación inclusiva y de visión activa del adulto mayor.
Conceptos básicos
- La palabra ancianidad fue recalcada por el gerontólogo y psiquiatra estadounidense Robert Butler, quien se basó en los términos de sexismo y racismo. El autor lo describió como “la discriminación de las personas mayores por razones de la edad”.
- La estimación, no solo se produce fuera del grupo, sino que también tiene lugar dentro del mismo y así se potencian sus efectos negativos, lo cual es inaceptable.
- El temor de las personas jóvenes, de la discapacidad y la dependencia, son las principales causas de la ancianidad. Segregar y rechazar a los mayores, son mecanismos que no permiten a los jóvenes pensar en su propia vejez y muerte.
- En la ancianidad se reúnen determinadas ideas, creencias, actitudes y prácticas, basadas en estereotipos sobre esta edad, que pueden provocar discriminación y maltrato, con la consecuente exclusión de las personas mayores.
- Los que originan esta forma de discriminación, crean una imagen social negativa de las personas mayores. De esta manera, la ancianidad puede discriminar a las personas según su edad, en lugar de respetarlas tal como corresponde.
–Malos tratos psíquicos. Puede ocurrir, que cuando se utiliza un lenguaje que ridiculiza a los mayores de edad, con términos como “papito”, “mamita”, “viejito” (que también pueden ser cariñosos).
También cuando concurren a una consulta médica y el profesional se dirige al acompañante más joven, sin tener en cuenta al paciente en la conversación, lo que no corresponde porque es una falta de educación, ya que la persona mayor, si no tiene una enfermedad psíquica. Por su experiencia y actividad anterior y actual, puede superar a los jóvenes y al mismo profesional.
– Malos tratos económicos. Ellos incluyen el uso indebido e ilegal de los recursos económicos sin su consentimiento, alegando “falta de autonomía”; los engaños y las estafas, así como también la falta de respeto a la persona mayor, en los aspectos financieros y además su autoridad relegada injustamente.