Hoy es momento de pensar y atender, para actuar con mesura, mirando el mañana, que es hoy.
Si escuchamos las solicitudes del gobierno, la salubridad es primordial en la lucha contra la infección viral y también otras, frecuentes.
¿Cuál es la razón?
Es una vergüenza nacional penetrar (es la realidad) en un baño de uso público, hacerlo, en su inmensa mayoría, es una odisea. La suciedad y el
desorden campean. Lugar al cual, en oportunidades, se acude de manera urgente y para males, a sabiendas de no contar con mejores condiciones en las cercanías.
No es necesario relatar esas aventuras, a quienes se llega a cerrar con llave y su acceso es pago a modo de frenar tal desquicio. Y a pesar de
ello, subsiste, aunque menguado. Atendiendo que son una de las fuentes primarias de frecuente contagio, hoy, del coronavirus, entre otras patologías.
Pregunta: ¿quiénes cometen esas prácticas en sus casas? ¿actúan igual? ¿Por qué en los países más avanzados eso no ocurre? Quiere decir que
somos mugrientos y ciegos, al tolerar esas prácticas? ¿O gustaN vivir en un chiquero? Hay que considerar que se han establecido planes de conducta sobre
salubridad ambiental, en locales y demás, ante la pandemia. Siendo un proceso a respetar, que lleva a mejorar la conducta humana y una vía para
evitar la diseminación de un agente patógeno.
Hoy, si queremos sobrevivir a la pandemia, es básica la higiene nuestra y de quienes están alrededor. ¿No es un buen momento para empezar a
ser mejores ciudadanos, cuidarnos y cuidar a los demás? Teniendo la satisfacción de sentirse bien y con menos riesgos.
Sabemos que, del caso que hablamos, podemos ser nosotros mismos los necesitados y no ser los que reclamamos cuando nos toca vivir situaciones que no nos gusta y no deseamos ser contagiados de alguna afección transmisible. Del mismo modo extender esas guías a lugares públicos, para vivir mejor, es aceptar la
salubridad como norma de conducta en y fuera de casa.
No falta más que el recuerdo de las pestes que han asolado el mundo y que también las ha vivido nuestro país, donde la falta de higiene era y es, un agente crucial. Señalemos que no implica un gasto más, al contrario, es un gasto menos en el mantenimiento, mientras evitamos contagios que se encuentran incrementados por la desidia e incomprensión. Meditemos por el presente y en lo que vendrá.
Es cultura que nos falta y desprecio lo que sobra.
Dr. Carlos Sarroca