Juan Manuel Rodríguez – Edil PN
En el Uruguay de antes, igual que ahora, han existido siempre dos grandes corrientes de pensamiento conviviendo con varias expresiones políticas de menor peso, pero que desde su óptica o su posibilidad de acción, han contribuido también a forjar lo que somos.
Así como a principios del siglo pasado el Partido Socialista, el Partido Comunista, la Unión Cívica, en su momento el Partido Demócrata Cristiano, el Partido por el Gobierno del Pueblo, el Nuevo Espacio, ahora la Unión Popular, el Partido Colorado, el Partido Independiente y a partir de hoy el Partido de la Gente, no solo son expresiones legítimas, sino también enriquecedoras de nuestro sistema político representativo y es prueba de la vigencia y buena salud de las libertades políticas por las que el Partido Nacional ha luchado desde su fundación.
Desde ese punto de vista, bienvenida la participación y el involucramiento, tanto de empresarios (outsiders?) como de legisladores escindidos, que estaban cómodos o no, en los partidos por los que fueron electos o vieron allí una oportunidad de destaque que no tenían y así dieron sustento a la concreción de este nuevo partido político.
Pero a diferencia de lo que ocurría antes, el sistema electoral vigente lleva a que, al final de un intrincado proceso, se termine votando solamente entre dos fórmulas presidenciales en un eventual balotage, quedando todo el resto por el camino.
Por lo que es de esperar, que esa instancia de definición sea entre las dos principales fuerzas políticas del país, que en la actualidad y desde hace tres elecciones, son el Frente Amplio y el Partido Nacional. Los demás, después de obtener alguna representación parlamentaria, deberán forjar acuerdos para acompañar a alguno de ellos o bien dar libertad de acción a sus votantes. Por eso conviene separar con tiempo la paja del trigo.
Para cerrar esta columna y redondear un poco la idea, voy a compartir con ustedes una frase de Herrera, que amablemente me acercó un estudioso adversario y buen compañero, a propósito de una situación similar en otro momento histórico del país:
«Ya que algunos respetables comerciantes se empeñan en constituir hogar político, aburridos de su larga solteria cívica, háganlo en buena hora, recogiendo a los neutrales, a los indiferentes, a los cincuentones que aún están por elegir novia (…) pero no lleven la confusión a los espíritus desprevenidos de nuestros compañeros, que podrían ser a la vez de la Unión Democrática y del Partido Nacional… Recién apercibidos aquellos respetables comerciantes, de que se puede intervenir en política, se reúnen y solemnemente se lo comunican al país. La verdad es que ellos, o se levantan muy tarde o están demasiado absortos en discutir el precio de las facturas.» L. A. de Herrera 1919.