Sheyla Tarde, docente de Sociología en 1º de Magisterio, Profesorado y Maestro de primera infancia, Sociología de la Educación en Profesorado y Magisterio, Investigación educativa en Magisterio y Profesorado y Seminario de Derechos Humanos en Magisterio, considera que de esta pandemia se puede aprender mucho, especialmente en el relacionamiento social.
¿El no poder continuar con las clases como estaba establecido, cómo te ha impactado?
—El impacto mayor está pautado por el hecho de no poder interactuar en forma presencial con los estudiantes. Como docente creo que es clave el diálogo, el encuentro y los vínculos que se construyen en el aula diariamente. La docencia es una profesión que construye humanidad y eso va más allá de trabajar a partir de conocimientos
académicos, creo que la faceta más relevante de nuestra tarea pasa justamente por co-construirnos como seres humanos en continua formación.
Extraño mucho el aula presencial, el afecto, los debates, las risas, en fin, todo lo que brinda ese encuentro.
¿Qué sensaciones te causa el buscar e instrumentar otras estrategias educativas ?
—Me genera deseos de explorar, de descubrir.
Me parece un desafío que representa una oportunidad de crecimiento. Siempre recuerdo el significado que en la cultura asiática se le da al concepto de crisis, es una posibilidad para salir de la zona de confort, para
emprender nuevos caminos, por ende, para crecer. Winston Churchill decía que «Toda crisis es mitad un fracaso y mitad una oportunidad». Fracaso porque una parte de tu vida se derrumba, pero esa caída deja el lugar
para un nuevo espacio en el que se pueden gestar experiencias y saberes que nos harán más sabios. En este caso específico personalmente yo ya contaba con algunas herramientas de aprendizaje a través de la web, así que no fue un cambio tan drástico. Sí me desafió a generar nuevos materiales en diversos formatos, en ese camino estamos trabajando y aprendiendo.
¿Qué planteos has recibido de los estudiantes?
—Los estudiantes se están manifestando interesados y participativos, los planteos han sido sobre todo referidos a cómo entrar en la plataforma CREA y para integrarse a los grupos. Se generan algunas dificultades con
las disciplinas que requieren presencialidad, como la práctica docente o investigación educativa.
¿Cómo modifica tu trabajo profesional este contexto?
—Este contexto complejiza la tarea por lo que decía anteriormente, la docencia se nutre de encuentros, se alimenta de vínculos, pero estamos tratando de superar esas dificultades a través de encuentros virtuales.
Considero que esta situación será pasajera y podremos volver a la presencialidad. A su vez, quienes realizamos investigaciones como forma de continuar formándonos tenemos una dificultad agregada, porque no podemos concurrir a realizar los trabajos de campo, lo que nos atrasa nuestros proyectos.
¿Qué aprendizaje consideras que te deja a nivel personal, profesional y social?
—Creo que son múltiples los aprendizajes. Por un lado, creo que esta pandemia vino a enseñarnos que es lo verdaderamente valioso en nuestras vidas. Hoy añoramos poder ver a nuestros seres queridos, el aislamiento
nos ha quitado los abrazos, los encuentros, lo que nos alimenta como seres humanos. Se siente el vacío de los encuentros perdidos, revalorizándolos. Por otro lado, nos da la oportunidad de brindar nuestra solidaridad, ya
sea con recursos materiales o con nuestro tiempo. Todos tenemos algo que aportar, una llamada, hacer un mandado para una persona mayor, son formas de brindarnos que adquieren mayor relevancia que en tiempos de
normalidad. La pandemia nos ha enfrentado a nosotros mismos, tener que aislarnos y estar solos o con los
más allegados nos plantea la oportunidad de cuestionarnos, de preguntarnos ¿qué estoy haciendo con mi vida? Detener el frenesí de las tareas incesantes es positivo para reflexionar y reorganizar prioridades.