Durante varios años en El Avisador hicimos un seguimiento a la siniestralidad vial en el departamento, con información estadística año a año, cubriendo inclusive los sucesos acaecidos durante una década. Las cifras fueron tan impactantes que la noticia tuvo gran repercusión a nivel nacional. El coctel informativo incluía picadas de motos, siniestros fatales y a un hospital saturado por la atención a pacientes politraumatizados, entre otros aspectos.
Escribe: José Esteves
La situación generó que incluso desde la Intendencia se optara por contratar una mayor cantidad de inspectores de tránsito y también fueron removidas algunas personas y colocadas en cargos referetnes a otras. Todo parecía mejorar, se buscaba soluciones para las picadas de motos, pero lamentablemente todo quedó en proyectos.
En las últimas semanas la población se ha visto conmocionada por algunos siniestros viales graves, que incluyeron el vuelco de vehículos y consecuencias importantes para sus conductores. Quienes transitan por la ciudad aprecian en algunas ocasiones que la policía realiza operativos diurnos de control de motos y que los inspectores de tránsito están durante el día controlando la circulación vehicular en algunas obras importantes.
Se han visto hasta tres inspectores controlando el transito en un pozo que realiza alguna empresa, también se los ve acumulados de a tres en alguna escuela urbana, mientras que en otras no se ve a ninguno, pero lo más grave es que durante la noche y en especial los fines de semana no se ven a los inspectores de tránsito ni a la policía realizar operativos. ¿Por qué sucedes eso? No lo sé.
Seguramente con la llegada de la Noche de la Nostalgia se promocione algún mega operativo de tránsito, con el objetivo de “prevenir y disuadir”, pero esperemos que a esa altura no sea tarde. Para esa ocasión aparecerán los folletos informativos que serán entregados en cada esquina, lanzarán la promesa de utilización del espirómetro, anunciarán su presencia en las calles, tarea que debería hacerse durante todo el año.