El mandatario estuvo presente en Paysandú y cargó a pulso el féretro de su secretario de Estado.
Durante el funeral, se refirió a ese «Ese cuerpo lleno de fuerza y de voluntad que embestía y que tropezaba y que rodaba, ese
cuerpo que se paraba como si nada hubiera pasado. Ese cuerpo que no sabía de descansos ni sabia de renunciamientos. Comienza a descansar hoy mucho
antes de lo previsto. Empieza a descansar cuando lo veíamos en el mejor momento. Había encontrado su eje, su centro y esa embestida típica de él se había
concentrado y focalizado. Por suerte son muchos los que lo vana extrañar, porque de nada sirve pasar si n dejamos afectos y recuerdos», dijo el presidente
a la hora del responso.
«Su Partido lo va a extrañar en la primera fila, vamos a extrañar un bastión fundamental en el gobierno», añadió.
«Si había un reclamo que la sociedad nos hizo a la ancho y largo del país era el defender las leyes y él lo hizo a su manera», valoró, y destacó los unánimes
homenajes que el extinto funcionario recibió en las últimas horas.
«Que los cuerpos policiales le rindan homenaje, que los retirados le rindan henaje, que el sindicato policial le rinda homenaje, no es moco de pavo», dijo.
«Le rinden homenaje porque no mandaba: se ponía adelante», expresó el mandatario, quien hizo una comparación con el histórico caudillo nacionalista
Aparicio Saravia, quien solía mostrarse temerario ante las balas de enemigo en combate.
«No era locura sino un acto de arrojo, era ejercer, la autoridad, era mandar poniéndose en primera fila, padecer con la tropa, convencer», manifestó.
Asimismo, hizo referencia si expresarla a la frase acuñada por Larrañaga: «hay orden de no aflojar», una frase que «como era marca registrada nunca la dije,
pero que empieza a resonar entre los que tenemos que continuar con su tarea».
Anteriormente, Javier García, ministro de Defensa e interino de Interior, se mostró notoriamente conmovido. Al borde de las lágrimas, destacó que «lo
importante es poder recoger la memoria», y que con la muerte de Larrañaga «perdemos un estilo valiosísimo en la vida política, el no medir costos cuando se
tienen convicciones: Jorge era un topadora, se podría discrepar o coincidir, y pero se sabía que delante se e tenía un hombre honesto y leal», afirmó.
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