La forma en la que nos comunicamos con nuestro hijo, entre otras cosas, definirá su correcto desarrollo psicológico.
Autor: Estefanía Grijota El País, Madrid
¿Existe una conexión más fuerte que la relación entre una madre y su hijo recién nacido? Quizás no hay un vínculo más especial e íntimo que el que se genera entre un bebé y su progenitora, aunque, en realidad, es algo natural. Ya en la tripa, la futura mamá puede conectar con él tan solo con hablarle, una conexión que afecta al feto mucho más de lo que podemos imaginar.
A un nivel más profundo, científicos de la universidad de Cambridge han demostrado en una investigación cómo la interacción madre e hijo desde el embarazo es crucial para el desarrollo y el aprendizaje futuro de un niño.
Al parecer, y según el informe, tomar una conciencia total de lo que está ocurriendo y del bebé que estamos gestando se asocia con comportamientos saludables como, por ejemplo, dejar de fumar o asistir a las citas prenatales. Imaginar el tipo de actividades que van a realizar juntos y contárselo desde que se gesta, es otra de las maneras de transmitirle de entrada, un vínculo importante, de amor, de cuidado y de que querer hacer cosas juntos.
A pesar de que estas áreas de estudio son relativamente nuevas, una de las conclusiones más importantes a la que llegaron los expertos fue que la actitud de la madre hacia el bebé durante el embarazo puede tener implicaciones para el desarrollo del niño. «Los estudios han demostrado que la interacción entre padres e hijos es crucial para el desarrollo y el aprendizaje de un niño, por lo que queríamos entender si había signos prenatales que pudieran predecir el comportamiento de los padres», explica la doctora Sarah Foley, autora del estudio.
Cerebros sincronizados en una mega red neuronal Sin embargo, la ciencia ha ido un poco más allá, y en otro análisis muy reciente, los investigadores descubrieron que los cerebros de madres y bebés actúan juntos en una mega red donde las ondas cerebrales se alinean, lo que permite una mayor conexión y empatía. Pero, ese nivel de conectividad varía, según el estado emocional de la madre. “Cuando estas expresan emociones más positivas, su cerebro se conecta mucho más intensamente con el cerebro de su bebé», asegura el doctor Vicky Leong del Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge.
Los científicos argumentan que a mayor conexión con el bebé se le puede ayudar a que aprenda más rápido, y a que su cerebro se desarrolle más plenamente. «Si las madres están contentas es probable que mejore el desarrollo del niño”, prosigue.
“Nuestras emociones, literalmente, cambian la forma en que nuestros cerebros comparten información con los demás. Las emociones positivas nos ayudan a comunicarnos de una manera mucho más eficiente, al contrario que la depresión que puede tener un poderoso efecto negativo en la capacidad de los padres para establecer conexiones con su bebé porque todas las señales sociales que normalmente fomentan esta unión están menos disponibles para el niño, por lo que este no recibe el aporte emocional óptimo que necesita para prosperar”, explica Leong.
Lo más destacado es que en este nuevo informe se ha utilizado un método llamado electroencefalografía dual (EEG) para observar las señales cerebrales de siete pares de madres y bebés mientras interactuaban entre sí, y de esta forma, encontraron que esta relación cara a cara positiva, mejoró la capacidad de los cerebros de ambos para funcionar como un solo sistema, promoviendo el intercambio eficiente y el flujo de información entre los dos. El constante contacto visual y el tono al hablar Del estudio se desprende también que, cuando la conexión neuronal entre madres y bebés es fuerte, estos son más receptivos y están listos para aprender de ellas. “En esta etapa de la vida, el cerebro del bebé tiene la capacidad de cambiar significativamente, y estos son impulsados por las experiencias del pequeño. Así, hacer mucho contacto visual con el bebé y poner un tono emocional suave, cálido y positivo a la hora de dirigirnos a él es muy importante en las interacciones sociales para estimular su desarrollo de la capacidad mental», continúa Leong.
Por el contrario, los resultados también sugieren que los bebés de madres deprimidas muestran menos evidencia de aprendizaje debido a una conexión neuronal debilitada entre ambos. «Las madres que experimentan un estado mental persistentemente bajo o negativo debido a una depresión clínica tiende a tener menos interacción con su bebé. «Su habla es a menudo de tono más plano, ellas hacen mucho menos contacto visual y tienen menos probabilidades de responder cuando su bebé intenta llamar su atención, lo que, al final, les afecta”,
concluye este experto.