Es mi deseo enfatizar sobre un tema que se ha hecho novedad a raíz de la presencia del virus misterioso y sin otro tratamiento que la higiene, personal y grupal,
es decir control sanitario.
Se mantiene vigente el distanciamiento humano, el uso de tapabocas y el aseo. Todos, fundamentales ante el invisible que ataca.
Converge, en un hecho relevante, que se había transformado en norma, la omisión en las precauciones, resumido al aspecto sanitario. Un hecho no muy presente y cada vez más ladeado: el control de higiene. Pero hoy es primordial. Si nos ponemos a rever, veremos que esta vía es de importancia a la luz de lo
que ya depara esta experiencia. No es solo el virus, sino que se están evitando otras afecciones devenidas de la falta de higiene, esto es prevenir.
Ello comienza en casa, en tener presente el lavado de manos y correcto secado. Quiere decir que la higiene corporal debe cuidarse y no ser solo en este momento. No es un antojo, es una realidad, que influye en el contacto interpersonal, actividades diarias en la cocina, baño, etc. Es decir, debemos esmerarnos para evitar enfermedades.
También repensar en nuestras conductas al salir de casa, respetar normas de salubridad general, no tirar desperdicios cotidianos, sino depositar en los lugares adecuados, en lugar de tirarlos en cualquier lugar. La higiene en las calles, reductos de recreo, son espacios que muchas veces se descuidan, demostración de falta de respeto por los demás y que son normas generales sanitarias que con el tiempo han pasado al olvido, más o menos notable en los distintos lugares.
Lamentablemente no se ha llegado a la clasificación de los residuos. Lo que no ocurre por desidia, más ni menos que, una falta a las normas y deseos de vivir mejor. Es de pensar que si hubiese menos suciedad en las calles habría menos posibilidad de alimañas y por ende menor riesgo de focos de enfermedad.
Además, cuanto menos contaminemos, menor será el riesgo y así mismo los costos de mantenimiento, que los pagamos todos, disminuyen.
¿No nos hace sentir bien el ver imágenes de países que se caracterizan por su urbanismo, cuidado, con pulcritud en las áreas de esparcimiento? ¿No gustaría que fuese aquí similar? ¿Por qué tirar los desperdicios en cualquier lugar? ¿Por qué vandalizar los parques, señales? Es solo una demostración de la pobreza mental o la cultura, que no tiene en cuenta que cada uno paga por esos lugares, hasta quienes hacen el daño.
Por lo tanto, miremos con buenos ojos los hábitos para mantener la salubridad en casa y fuera de ella.
Es de tener presente que esta desgracia aumenta cuanto más grande es la ciudad. Ello no ocurre en el interior, aumentando cuando el hábitat es mayor. Es una clara advertencia al pueblo, hay que luchar para evitar esta patología que expone a todos. Su base de lucha, es la enseñanza y corregir a los que no cumplen, es el bien para todos. Dr. Carlos Sarroca – Cirujano