Lingüistas lo cuestionan mientras que feministas lo defienden
Lucía Barrios
El uso del lenguaje inclusivo en Uruguay es una iniciativa polémica, defendida por colectivos feministas y juveniles pero cuestionada por algunos académicos.
«Desde el punto de vista ideológico, se puede usar el lenguaje inclusivo Sin embargo, los lingüistas hablamos desde la ciencia del lenguaje, y por otro lado los ideólogos de movimiento feministas lo desean imponer desde un punto de vista político; realmente son dos grupos inconciliables (en la mayoría de las cosas) según los filólogo de la Universidad de la República. En idioma español, para referirse a un conjunto de personas es innecesario distinguir cada género. Por ejemplo para referirse a un grupo de niños y niñas es suficiente decir “niños”.
Por lo contrarios el feminismo insiste en que se debe decir “niños y niñas” para referirse a un grupo de ambos sexos. El lenguaje incluyente nació como una propuesta feminista para erradicar el “machismo” en el habla.
Se entiende que hay un androcentrismo en el español, ya que se utiliza un universal masculino para referirse a conjuntos de ambos géneros.
La feminista, fundadora de numerosas organizaciones sociales y ex senadora del gobierno Frente Amplio, Margarita Percovich, sostiene que «la sociedad no tiene un conocimiento real sobre lo que implica el lenguaje inclusivo».
«Estos procesos son lentos para que lleven a formar parte del sentido común, es decir, que todos acepten este tema como una cuestión lógica y necesaria. Lamentablemente, el tema del lenguaje inclusivo todavía está en discusión en algunos actores que son determinantes porque simbólicamente tienen más poder e influencia para hacer más rápido el proceso», dijo Percovich.
Por su parte, impuesto en el idioma Español desde la antigüedad la visión de los lingüistas no es una «defensa de lo antiguo» sino una observación de cómo se ha comportado el lenguaje en los últimos dos mil años.
Nadie puede venir a cambiar la rica lengua española por razones extralingüísticas; la lengua es como un organismo que se autorregula, acepta modificaciones y toma influencias de otras, pero si alguien dice a partir de tal fecha vamos a decir «amigues», eso no va a suceder.
En Uruguay, el lenguaje inclusivo es utilizado cada vez más por los jóvenes, los sindicatos estudiantiles, los políticos de izquierda. Muchas personas lo ven como una forma de querer inventar cualquier cosa, tan solo “para lucirse distintos”.
Además, desde algunas instituciones del Estado se han hecho esfuerzos por promoverlo, como el caso de la Administración Nacional de Educación Pública, que lo tolera en las aulas y en las pruebas escritas siempre que los profesores estén de acuerdo.
Asimismo, el Ministerio del Interior publicó en 2014 su «Guía de lenguaje inclusivo». ¿Qué opinan los lingüistas españoles al respecto? Seguramente lo tomarán como una ofensa o una simpleza, el hecho que una minoría de latinoamericanos, como los uruguayos, pretendan cambiar el rico Idioma Español.
RETICENCIAS EN LA LEGISLACIÓN
Percovich afirmó que es necesario utilizar el lenguaje inclusivo a nivel de las leyes y decretos administrativos. ¿La razón? Porque a esa minoría de personas se le antoja. En realidad es casi una tontería sin ninguna razón de fondo.
Los defensores izquierdistas lo han tomado como un capricho y sostienen que esto «no es fácil»;, debido a que las instituciones son las que mayor reticencia han presentado a estos cambios.
«La verdad es que este tema es bastante difícil; uno lo ve con la Real Academia Española (RAE) que demora en incluir estos temas cuando en este siglo XXI parecería inevitable hacerlo», afirmó.
A nivel legislativo hay un manual sobre la forma de escribir las normas, pero no contempla la inclusión de género. «Los colectivos jóvenes y las mujeres estamos luchando para que las acciones y delitos estén escritos de forma inclusiva (…) La legislación no puede tener solamente un lenguaje neutro, porque de lo contrario termina definiendo la hegemonía tradicional, que es masculina (…) Es necesario este cambio para modificar la manera de actuar de los jueces y de los funcionarios administrativos», agregan.
LA INVENCIÓN CON LA «E» (¿?)
Las feministas comenzaron a proponer el uso del masculino y el femenino a la vez para referirse a la población en general (por ejemplo, «todos y todas») o utilizar la «e» como género neutro en español.
En el caso de la «e», se señala que existe un plural genérico («les amigues», por ejemplo), también un singular genérico, que se utiliza para aquellas personas que no se consideren dentro del binario, por lo que se podría usar «María es linde»), y un indefinido, cuando se desconoce aún el género de la persona.
Este cambio implicaría también modificar los pronombres a «elle», «míe», «tuye», «cuántes». En el caso de los niños, sería niñes, en lugar de niños y niñas.¡ Esto realmente, sería ridículo!
Elizaincín dijo que mientras utilizar, por ejemplo, «todos y todas», no genera problemas en el lenguaje, ya que es un recurso retórico para abrir una conferencia, pero el uso de la «e» sí provoca inconvenientes.
«El problema es el uso de la «e», porque se duplica el género cuando en el sistema de la lengua ya existe el morfema correspondiente, por ejemplo la «o», que significa masculino, y la «a», que significa femenino (…) pero la «e» a lo largo de mil años en la lengua nunca ha significado eso; desde el punto de vista gramático no se puede usar para eso», agregó.
¿EXTINCIÓN?
Elizaincín y Percovich también presentaron en este tema miradas completamente diferentes. Percovich opinó que el lenguaje inclusivo va a ir avanzando a medida que la sociedad cambie la forma de concebir cómo se concretan las discriminaciones.
Por su parte, Elizaincín sostuvo que el lenguaje inclusivo corre peligro de extinción porque los cambios lingüísticos nunca, hasta el momento, se han dado a partir de una propuesta intencional de un grupo.
«Los cambios lingüísticos se inician inadvertidamente a causa de un grupo de personas, pero nunca una modificación planteada por un grupo de presión o ideológico, ha tenido éxito en el cambio futuro de la lengua que se mide por lo menos en 100 años», reflexionó.
En caso de que eso sucediera, el cambio sólo sería en la lengua escrita, que es un sucedáneo de la lengua hablada y nunca es espontánea.