Héctor Numa Moraes Rosas, en el día de su cumpleaños, dialogó con Nery de los Santos en Radio Zorrilla de San Martín, contando algunas
etapas de su vida, y cómo es la vida hoy de un artista limitado por la pandemia
El cantautor, nació el 28 de abril de 1950. Su carrera está enriquecida por varias facetas, como docente, guitarrista, cantautor, compositor de
nuestra música popular. Comenzó como todo artista popular, cantando en kermeses, tablados, clubes y escuelas, como invitado en programas radiales, para luego en base a talento puro emprender una exitosa carrera recorriendo escenarios nacionales e internacionales.
«Radio Zorrilla fue el primer lugar donde empecé a cantar con Abayubá Rodríguez, él tenía un programa en la radio y ahí estuve cantando. Estudié
algo de bandoneón en la que hoy es la Casa de la Cultura. Me sirvió mucho el solfeo que estudié», dice el popular Popo, hombre nacido en Curtina, hijo de la también curtinense María Rosas y del comisario Artigas Moraes.
«En el 65 Benavides ganó el premio nacional de Cultura con las milongas, a partir de ahí, empecé a conocerlo, nos hicimos amigos, concurría a su casa. No solo
nos juntábamos a hacer canciones, sino que escuchábamos música, escuchábamos todo, desde la música moderna del momento como el rock, la
música clásica, antigua y folklore. Esa etapa fue fundamental para mí, después empecé a grabar.
Del 72 al 84 me tuve que ir, estuve 10 años en Holanda, otros años en Chile, Cuba, Francia. Volví con todas las ganas de seguir cantando».
¿Cómo se vive este tiempo de pandemia?
—Hoy estamos paralizados con esta pandemia que nos ha complicado la vida a todos. Para los artistas es muy difícil organizar espectáculos. Estamos en casa y estudiando. Nunca se puede dejar de estudiar. Trabajo en la escuela de danza, seguimos dando las clases online. Hace 17 años que estoy ahí, es una experiencia maravillosa. Tuvimos un taller de creación de canciones, después de la muerte del Bocha Benavidez yo renuncié, pero el taller sigue adelante. Siempre estamos
en actividad.
«Es un trabajo el arte, pero yo no lo entendía así. Recuerdo que Horacio Guaraní cuando estuvo en Tacuarembó, dijo en Radio Zorrilla, dijo
que esa noche iba a trabajar para la gente de la mejor manera. Para mi cantar no era un trabajo todavía. Nunca más me olvidé, el canto es un trabajo».
¿Qué anécdotas recuerda de su vida en Curtina?
—En realidad viví muy poco tiempo en Curtina, era chico cuando mis padres decidieron irse, pero mis abuelos vivían muy cerca de la localidad.
Eran días inolvidables cuando íbamos en la Onda; esos recuerdos son imborrables con mis abuelos, mis tíos. Ahí me enamoré de la guitarra.
Un saludo muy grande a los curtinenses. Recuerdo que en Tambores fue una de mis primeras actuaciones junto con Osiris Rodríguez Castillo.
Desde el primer tema que has escrito hasta el presente, ¿cuáles son más significativos?
—Todos tienen su magia y su público, pero siempre tengo que hacer La Flor del Bañado, La Patria Compañero, Nenena… Hay canciones que la gente quiere y
que a mí me encanta hacerlas. Le voy encontrando siempre nuevas vueltitas a las canciones y se convierten en estreno nuevamente. Nenena es una canción que me gusta muchísimo hacerla, recuerdo el momento en que don Bocha (Washington Benavides) me dió el texto, sacó de la biblioteca el libro y me entregó
esa canción.