Fue presentado ante la Mesa Iinterinstitucional de Tacuarembó el Plan Nacional de Primera Infancia, Infancia y Adolescencia 2016-2020.
Se desarrolló en Club Tacuarembó en la mañana del viernes 30 de Junio, se contó con la presencia de Fernando Rodriguez Vice Presidente de INAU y Matías Rodriguez del área de Política Sociales del MIDES.
El Plan Nacional de Primera Infancia, Infancia y Adolescencia 2016-2020 que aquí se presenta es producto de un ejercicio colectivo de identificación, priorización, propuesta de objetivos y acciones de política pública para el logro del bienestar de los niños, niñas y adolescentes de Uruguay. Pero es también, y antes que nada, un ejercicio de concepción política y ética que nos invita a ver, escuchar y pensar a niños, niñas y adolescentes como grupos sociales diversos y claves en el desarrollo social del país.
Ellos no son solo germen de futuro o herederos a la espera de nuestras construcciones culturales, sociales, económicas o institucionales, son presente y construyen el presente con nosotros. Así lo demuestran las expresiones de los niños, niñas y adolescentes que
participaron en la instancia de consulta del Plan y que se incluyen en este documento.
Uno de ellos plantea, con sus palabras, una convicción que habrá de ser guía para nuestro quehacer: Tenemos derecho a estudiar, cantar, aprender, opinar, vivir en familia, tener un médico, ir a la escuela, participar,
tener un nombre, portarse mal, tener un apellido, tener un padre, tener novia.
Desde aquí, entonces, quienes ejercemos responsabilidades de
gobierno, quienes trabajamos en instituciones, y convivimos e interactuamos día a día con los niños, niñas y adolescentes, hemos de comprometernos en concretar y profundizar los lineamientos expresados en la Estrategia Nacional para la Infancia y la Adolescencia (ENIA) 2010-2030.
Dichos lineamientos, formulados en el año 2008 con la amplia participación de organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales, organismos internacionales, Poder Legislativo, Poder Judicial, sectores empresariales y académicos, siguen plenamente vigentes.
Hemos de continuar avanzando en la ampliación de las condiciones políticas, normativas, institucionales y económicas que permitan reducir las brechas de oportunidades y de acceso a los derechos.
Se deben profundizar las buenas prácticas, así como lograr un mayor grado de articulación para aunar esfuerzos y lograr acciones más coherentes y eficaces en sus resultados, trascendiendo las miradas parciales o reduccionistas.
La concreción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes no es posible sin adultos dispuestos, disponibles, flexibles, capaces de aprender y disfrutar con ellos. Adultos que acepten el desafío de construcción de una sociedad que no quede «chica» para los niños, niñas y adolescentes del país