GUSTAVO MARTÍNEZ, CANDIDATO A ALCALDE DE SAN GREGORIO
Gustavo Martínez candidato a Alcalde de San Gregorio de Polanco retoma la campaña electoral de cara a las elecciones departamentales y municipales del próximo 27 de setiembre. Su diálogo con El Avisador es de análisis de la interna de su agrupación, la Lista 50 del Partido Nacional, de la cual aún no sabe si será el candidato oficial para la alcaldía de la Península Dorada.
Martínez nació en el Barrio Ferrocarril, concurrió a la escuela y liceo del lugar. En su adolescencia y primeros años de la juventud participó en instancias deportivas de atletismo, boxeo.
Amante de la murga, supo integrar más de una en la década del 80. Realiza la vida universitaria, la cual se vio interrumpida algunos años, que dedicó fuertemente a la política. Retoma su formación profesional y se recibe de doctor en derecho a sus 42 años. Hoy tienen 55 años.
Sobre su barrio, la vida familia, sus amigos expresa: «La casa de mis papás era en la calle Carlos Gardel de barrio Ferrocarril, era una familia de
diez hermanos, papá era albañil y pintor y todos fuimos albañiles y pintores. Cuando me fui a Montevideo, me fui con una profesión, sobre todo
la del pintor. Tengo el honor de decir que tengo muchos amigos en el barrio. De la familia aprendimos sobre todo el valor del trabajo y el sacrificio
y de alguna forma de saber que la honestidad tenía estar frente a toda en la vida».
¿En la mesa familiar se hablaba de política?
—En realidad no, no sé porque caí en la actividad política, porque mi familia no era tema, no se habla más allá de lo que se pueda haber comentado ante la caída de las instituciones. Mi padre era muy blanco, pero no hablamos de política. Comencé todas las charlas sobre política con barras de amigos. En los 80,a mí
me gusta la historia, me gusta leer, y con los amigos de la época eran nuestros temas en las reuniones . En el 80 tenía 16 años y no era votante, era si militante, era de los que pegué los carteles «los blancos votamos NO». La murga fue gran motivadora, nos tocó en plena dictadura, no poder cantar canciones, y saber
que habían letras censuradas. Entre aquellos amigos murgueros está Edgardo Rodríguez hoy dirigente del FA.
¿Como ha sido militancia política, la formación de la lista 50 y su vinculación con el líder de esta lista, Eber Da Rosa?
—Para estar en política hay que tener una fuerte vocación de servicio, se es político todo el día, todas las horas, todo el tiempo en todos los aspectos. Cuando vinimos a hacer campaña por Da Rosa, Tacuarembó tenía pesos políticos importantes como los Chiesa, Bernachín, había una barra de jóvenes que impulsó la candidatura a Diputado de Da Rosa, la estrategia y la militancia dio un resultado formidable.
Uno se forma, lee, estudia la política. Hay cosas que se aprenden de cuna, pero a los 55 años analizo y sé que me he formado político. El que hizo que me gustara la política ha sido Eber Da Rosa, yo lo siento como un hermano, me siento cerca desde lo personal. Creo que la vocación política es aquella verdadera que hace que uno se levante pensando en temas políticos y se acueste pensando en ellos y viendo como encontramos la solución.
No se puede ser muchas cosas a la vez, el dirigente político, el que ocupa posiciones de gobierno y de gestión, tiene que estar dedicado las 24 hs del dia.
¿Qué opina sobre la gestión que viene desarrollando el actual gobierno?
—Creo que a este gobierno le va a ir bien porque hay una seria dedicación, la dedicación permanente da sus frutos. El equipo de Luis Lacalle a
demostrado un aplomo extraordinario, lo que creo es que pueden haber algunas figuras demasiado expuestas. Sobre el surgimiento de Cabildo Abierto y su posicionamiento actual ¿qué análisis merece? Es un fenómenos sociológicamente muy especial, creo que es una reacción social a buscar respuestas y fortaleza en el cambio. No las encuentro en los partidos tradicionales que he tenido siempre, como alternativa al gobierno. Creo que la gente busco algo que le generara la posibilidad de cambio, pero certezas también. En la imagen de Manini, un comandante en Jefe con cierto nivel, con autoridad, que se enfrentó al gobierno. Le genero un grado de crédito a la gente. Por otro lado, soy franco, lo que sube muy rápido, cae muy rápido también. Por el tiempo y por las lecturas y análisis, creo que la firmeza ideológica que tienen los partidos fundados en la República, son difíciles de doblegar. Cabildo Abierto tendrá que hilar muy fino.
¿Cuál es la realidad hoy de la agrupación a la cual pertenece, la Lista 50, de cara a la elección departamental?
Yo fui fundador de lalista 50, estoy convencido que fue un gran instrumento del cambio, hasta de la forma de hacer política en Tacuarembó.
Evidentemente el candidato ideal que la 50 debía levantar es Eber Da Rosa. Es el natural candidato, las circunstancias llevaron a que de alguna manera la lista se acomodara de manera diferente y que Eber sea el segundo en la lista y no el primero. Es el juego de la política, a veces son las circunstancias de los hombres, como su salud.
Creo que Eber es el dirigente más destacado de la historia política de Tacuarembó, qué sector político gobernó tantos años un departamento como la Agrupación 50 fundad por él. La generación de dirigentes que dio la 50, son fruto del cuño que Da Rosa le dio a la agrupación.
Esas decisiones tienen que ver con los avatares, no lo descarto, siento firmemente que es muy difícil pensar en una campaña departamental sin Eber. Cualquier micrófono extrañará la conceptualidad del discurso de Da Rosa, cualquier interlocutor o periodista va a extrañar el intercambio profundo con él. Sin desconocer la calidad política del cuadro de dirigentes que tiene la 50.
La circunstancia de que Eber no este hoy primero en la lista será tema que hablará él en su momento.
¿En qué cambió su campaña a la Alcaldía de San Gregorio al no ser Eber el candidato a la Intendencia? Cómo es el diálogo con Wilson Ezquerra?
—Mi diálogo con Wilson Ezquerra es bueno, es el que tiene que ser. Las hojas de votación de Alcalde son distintas, van separada a la lista a Intendente. En algunos casos el candidato a Intendente opa por llevar un candidato oficial, y pone su imagen junto a la del candidato a Alcalde. Yo no he tenido esa suerte.
Soy hombre de la 50, aspiro a que la 50 siga gobernando. En lo personal cambio la circunstancia, estuve a punto de desistir de ser candidato.
¿Por qué quiere ser el Alcalde de San Gregorio?
Quiero ser alcalde porque quiero hacer una brillante gestión, porque considero que tengo la formación suficiente, el tiempo suficiente, las ganas, la familia radicada en San Gregorio. Tengo muchos contactos en Montevideo, en el gobierno, tengo puertas para golpear, tengo claro que puedo hacer una gran
gestión. Con el mayor respeto creo que estoy en condiciones de hacerlo y creo también que me merezco el respaldo oficial de la 50, porque toda la vida estuve, milité. Con Wilson hemos hablado, hace muy poco lo llame para preguntarle si la conversación que mantuvimos seguía en pie en cuanto a estrategia, me
dijo que si. Aspiro a ser el candidato oficial, sino lo soy aspiro tener igualdad de condiciones ante otro candidato que apoye la 50. Si no soy candidato exclusivo, yo tampoco tengo porque tener exclusividad. Pueden haber otras alianzas a nivelo local de aquí al 28 de agosto, plazo para presentarlas listas. Tengo la sensación que esta es mi elección en San Gregorio, la pasada tuve que estar contra todo, hoy el clima es calmo, diferente. Yo no discuto, lo que hago es
proponer, crear ideas, tengo que ser claro en la estrategia electoral.
Si llega a la Alcadía, ¿cómo enfrenta la actual situación de San Gregorio y las consecuencias de UPM II para el balneario?
—Para nosotros es un gran desafío. Se lo he planteado al Ministro de Transporte y obras públicas, si le hemos dado tanto a UPM, necesitamos
que también nos responda. Nosotros dejamos de ser la misma ciudad, vamos a tener, con la ejecución del puente que nos unirá a Durazno, será un
antes y un después. Tendremos un tránsito permanente que no tenemos hoy. El no ser una ciudad de paso nos ha limitado.
La realidad es que el mundo está unificado, somos un país dependiente, esa inversión mas alla de que nos guste o no, podríamos haber manejado mejor el contrato. Podíamos haber reclamado más.
¿Es de los que le gusta tener la última palabra?
Sí, me gusta tener la última palabra, para que lo voy a esconder. Tener la última palabra es un mimo al alma.