«Sentir que es un soplo la vida… (Alfredo Le Pera)».
Determinado el origen y nacionalidad de Carlos Gardel, profundizando en su desgraciada vida infantil y adolescente; observando acciones posteriores en su vida artística, que, a su vez, mientras avanza su vida, también su arte avanza, se desarrolla, crece y llega a un punto de inflexión.
Las inestabilidades propias de la función artística, críticas entre 1930 y 1933 y quizá un no entendimiento del público en general, que siempre espera que sus
ídolos actúen en función del sentir y pensar de ese gran público.
Mientras; el éxito lo rodea, pero fuera de su Buenos Aires «querido».
Un Gardel maduro, que no resigna el fervoroso deseo de lo más simple, básico y primario, el reconocimiento familiar – esa gran deuda – mientras que la posibilidad de manifestar todo su sentir de amargura, de soledad, de depresión, lo vislumbra al poder contarlo en los guiones de sus películas y en los textos de sus canciones.
¿Pero por qué hacerlo? ¿Era necesario contar algo íntimo? ¿Qué motivo lo lleva a revelar secretos? Podemos sugerir muchas preguntas más… El tiempo
no alcanzó para hacerlas al cantor. Enseguida aparecen los quizás… Quizá él deseaba, entre códigos, revelar su vida. Quizá ese peso interior, esa amargura, esa
depresión que lo aplastaba y no dejaba que fuera libre, encuentra un medio para desahogarse… Quizá la esperanza que lo acompañó luego del encuentro
entre él y el presidente Terra, le dio el impulso para comenzar a cambiar, a liberarse.
Quizá era una manera de transmitir ese mensaje a su familia, que supieran que él sabía, que luego de 20 años (Carlos Escayola, padre biológico del cantor, falleció en 1915), algunos tabúes se podían romper y lograr el acercamiento, el reconocimiento… Quizá con el tiempo desarrolle sentimientos filiales.
Quizá había algo más… Su vida finaliza trágicamente, pocos meses después de los filmes «El día que me quieras», «Tango Bar» y el tango «Volver» entre otros.
Gardel no sabía que su vida terminaría en pocas semanas. Es por ello que el contar y cantar su vida, no termina con el tango «Volver» o con la última escena de «Tango Bar». Él iba a seguir contando su vida, existen referencias de ello.
ENTONCES:
Tiene su propia productora, consigue a un gran poeta – que la historia olvidó, quizá porque siempre estuvo a la sombra del cantor, nos referimos a Alfredo
Le Pera. Se rodeó de grandes músicos y supervisó al detalle guiones y canciones, entonces…
¿Por qué no, comenzar su autobiografía? Gardel, esperó el momento oportuno para comenzar a dar a luz su origen, su nacionalidad, las circunstancias permitían que esa hora llegará…
a) Su edad: Ya supera los cincuenta años, en esa época la cercanía del retiro estaba en el horizonte.
b) Él mismo lo manifiesta.
c) Su intención era retirarse en septiembre de 1935, cantar para los amigos y dedicarse al mundo fílmico.
d) Prevé la compra de un solar y la construcción de una casa en una zona balnearia de Montevideo.
e) Sólo importaba el reconocimiento familiar. Lo buscó siempre, pero a partir de 1933, sobre todo en la gira por Uruguay. comienza a acelerar los procesos.
f) Su desdichada infancia y juventud, la pérdida de la madre, el cambio constante de cuidadoras, forjó un carácter que siempre lo acompañó en segundo plano; con picos depresivos y reflexiones de dolor como aquella de: «Recuerdo lo desgraciado que fui de purrete».
g) Ese profundo dolor, ese sufrimiento, esa pérdida, es la que nuestro cantor transmite a menudo en sus letras, acompañado de una gran interpretación. Es que
Gardel se interpreta a sí mismo.
h) Es el momento de contar al mundo su origen, esto es a través de los medios, y su vida a través de las películas.
Hay algo más… que pinta muy bien la última etapa de Gardel. La investigadora Martina Iñiguez una vez más, nos acerca el resultado de una búsqueda incesante, en este caso es por medio de una entrevista.
El 20 de agosto de 2003, la revista «La Maga», de Buenos Aires, reprodujo un reportaje que se le había hecho a Eduardo Bonessi, maestro de canto de Carlos Gardel. Su testimonio indica que iban juntos, su deseo de retirarse y su decisión de radicarse en Montevideo, junto a Berta Gardes. Bonessi afirmaba que el recuerdo más triste que tenía, fue la muerte de Gardel: «El día del accidente fui caminando hasta la Sociedad de Actores. Allí me encontré con un amigo y mientras charlabamos, alguien gritó:
«Gardel murió quemado, se incendió su avión en Medellín». Antes de salir para su última gira, en 1935, estuvo conmigo y me dijo que NO QUERÍA CANTAR MÁS. ESTABA HARTO, el público lo ponía nervioso y se ahogaba en sudor cada vez que actuaba. Era una voz para durar cien años, pero su espíritu se había agotado», aseguraba con tristeza el profesor. Este testimonio define claramente ese interior conflictivo, aún en la cúspide de su carrera.
Iñiguez, en su capítulo Volver, del Libro «Gardel es uruguayo» de Carlos Arezo, cita la investigación de Ruffinelli (2004): «Como cualquier ser humano,
Carlos Gardel cometió errores pequeños y grandes. Entre los últimos: el haber rodeado su vida con secretos.
La biografía posible de Gardel, es apasionante, precisamente por los empeños de mucha gente en añadirle misterios, no en aclararlos. Ni siquiera Berta quiso disiparlos y en cambio, hizo declaraciones contradictorias y en consecuencia más enigmáticas.
Pero si los documentos no dicen toda la verdad, sus pelícu-las pudieron hacerlo, porque Gardel controló cada vez más las historias y los guiones de las películas en que actuaba, y hasta fue su propio productor (Éxito Productions) en las últimas décadas. Es muy probable que, a través de ellas, cerradamente, dijera lo que no estaba confiando en nadie. Gardel había sido muy cuidadoso sobre la imagen que les proyectaba a sus admiradores, y tenía control absoluto sobre esa
imagen.
Alfredo Le Pera – su amigo y empleado – escribía las letras de sus canciones y los guiones de sus últimas películas, bajo la mirada observadora de Gardel. (…)
Hay momentos asombrosos en que Gardel, prácticamente, filma su propia biografía.
Gardel había descubierto muy pronto, el poder que tenía el cine como medio (mucho más que la radio) para construir la «persona» que faltaba en su vida.
Así usó al cine como recurso más formidable para llenar los huecos de la personalidad y origen. (…) Las películas en que Gardel puso mejor en evidencia
quién era y quien ansiaba ser, fueron las últimas que filmó en 1935: «El día que me quieras» y «Tango Bar». (Gardel es uruguayo, pág. 230 a 233).
l: Las últimas palabras grabadas por Carlos Gardel, fueron grabadas para un disco publicitario, que no tuvo objeto después de la desaparición física del Zorzal criollo. (Luego de la tragedia de Medellín, la compañía RCA Víctor las utilizó para un disco «homenaje»).
La grabación está fechada el 25 de marzo de 1935. Gardel pasa a cambiar a los discos automáticos de la empresa RCA Victor (modelo 1934). La última grabación proporciona algunos datos interesantes: «Habla Carlos Gardel: Queridos amigos de América Latina, mi tierra y mi raza, la Casa Víctor RCA quiere que les anuncie la firma reciente de mi contrato de exclusividad con ellos, y yo lo hago muy gustoso, porque sé que ustedes, cordiales e interesados oyentes,
encontrarán que nuestras grabaciones serán cada vez más mejores».
«Yo acabo de terminar dos nuevas películas para Paramount, «El Día que me Quieras» y »Tango Bar», y voy a comenzar una gira que comprenderá Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Panamá, Cuba y Méjico.»
«Luego visitaré los otros países de nuestra lengua, donde espero tener el gusto de saludarles personalmente».
«Estoy ahora en los Estudios Víctor de Nueva York, registrando las canciones, «El Día que me Quieras» y Tango Bar», la película que quiero de
todo corazón y que dedico a los amigos de España y de la América Latina.
«Estas canciones las encontrarán ustedes en los discos de Casa Víctor, y ahora cedo el micrófono a mi amigo Le Pera, que es el autor de mis películas y de la letra de las canciones…» Grabación promocional de Carlos Gardel (última de su vida) y Alfredo Le Pera, para el sello RCA Víctor, registrada el 25 de
marzo de 1935, tres días antes de la tragedia.
Es un claro indicio: su película biográfica que, además, es la que «quiero de todo corazón».
También actúa en una breve escena, por pedido de Gardel, el niño Astor Piazzolla.
Próxima semana: Aportes biográficos en la película El día que me quieras.