Quiero agradecer a todos los integrantes de la Comisión de Presupuestos integrada con la de Hacienda y, en especial, a su presidente ‑a quien no veo en sala‑, debido a que realmente nos hicieron sentir como una integrante más, ya que, a pesar de no pertenecer a esa comisión, pudimos concurrir las veces que sentimos interés especial por alguno de los temas. También quiero agradecer a los funcionarios, que nos atendieron de la misma manera.
Quiero decir que estamos en un todo de acuerdo con el análisis profundo y pormenorizado que han hecho los diputados de la bancada del Partido Colorado Germán Cardoso y Conrado Rodríguez, motivo por el cual no acompañaremos en general la Rendición de Cuentas, aunque sí algunas de las disposiciones particulares en las que hemos llegado a un acuerdo.
Como ellos han dicho, todos sabemos que seguimos con los mismos temas. Aquí se habló ‑y de manera bastante profusa‑ acerca del déficit fiscal, la inflación, el atraso cambiario y la falta de competitividad, lo que fue detallado especialmente por nuestros compañeros de bancada. No entraré en eso porque se ha sido más que redundante, pero sí quiero decir que, en mi condición de republicana y demócrata, estoy muy preocupada porque, evidentemente, en cada presupuesto, en cada rendición de cuentas viene un mensaje político del Poder Ejecutivo, y esto no puede pasar inadvertido por aquellos que consideramos que el Estado de derecho es el que debe imperar en la República. Me estoy refiriendo a la escasa o nula consideración que han tenido nada menos que el Poder Judicial ‑a lo que también han hecho mención otros compañeros que me antecedieron en el uso de la palabra‑ y los organismos de contralor. A todos nos sorprende ‑especialmente, a quienes tenemos formación en derecho‑ que los organismos de contralor ‑es decir, el Tribunal de Cuentas, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo y la Corte Electoral, que son fundamentales para garantizar la cristalinidad y la transparencia de la administración de los recursos de los ciudadanos uruguayos‑ no cuenten con los recursos suficientes para llevar adelante una labor imprescindible en un Estado de derecho. ¡Claro que eso nos preocupa!
También nos preocupa la educación. Formamos parte de la Comisión de Educación y Cultura ‑la presidimos este año‑ y vamos a detenernos un poco más en este tema. Sabemos ‑lo hemos dicho mil veces‑ que sin una buena educación no se puede hablar de sustento de un país ni de un desarrollo como el que deseamos nosotros.
No todo está mal hecho, señor presidente. Sabemos que la Rendición de Cuentas de 2016 que presentaron al Parlamento la ANEP y la Universidad de la República muestra desarrollo en diversas áreas.
Respecto a la educación de nivel universitario, ratificamos nuestro firme compromiso con su desarrollo en el interior del país. Lo reconocemos y lo apoyamos; realmente, ha sido muy positivo. Esto también lo dejamos plasmado a través de las propuestas que a lo largo de la historia presentamos para la concreción de una nueva universidad pública en el Uruguay, así como en los últimos tiempos en programas de gobierno desde los que también bregamos por la creación de la universidad del norte, con sede en Salto, a partir de la regional allí existente, dotándola de la autonomía necesaria para que funcione en una zona de influencia.
En cuanto a la UTEC, debemos decir que es una realidad. Se concretó a través de un acuerdo multipartidario en el que nuestros técnicos también trabajaron y aportaron ideas para su efectiva instalación, siendo decisivo su impulso para que tuviera un foco específico en el interior del país.
Por su parte, la Udelar muestra su avance en el interior del país, así como en otros aspectos vinculados con sus ofertas educativas, sin perjuicio de que es necesario seguir avanzando en la relación entre el número de ingresos y egresos, cuestión importante para el desarrollo del Uruguay.
En cuanto a la ANEP, se observan avances en la incorporación de niños de tres años al sistema educativo público; eso es innegable. Esta expansión de la educación para la primera infancia fue una de las políticas de Estado impulsada por mi partido, el Partido Colorado, cuando fue gobierno, a partir de la creación de los centros CAIF, así como la expansión de la educación de niños de cinco años y la extensión con miras a la universalización de la educación infantil para los de cuatro años. Eso llevó a que, a la fecha, esté universalizada la educación de los niños de cinco años y la meta relativa a los de cuatro esté prácticamente cumplida, cuestión bien entendida y que, por suerte, ha perdurado en el tiempo. Es necesario apostar a invertir en la educación en los primeros años de vida, ya que lo que no se adquiere en ese tramo etario ‑créase‑ es imposible obtenerlo a posteriori.
También se informó lo relativo a la culminación de ciclos educativos como primaria ‑lo que es una conquista histórica de nuestra República‑ y respecto a la educación media básica en UTU y en Secundaria. Eso nos parece algo muy importante, y los representantes de nuestro Partido Colorado que integraron los órganos de conducción de la educación también trabajaron para concretarlo, con el firme propósito de extender la educación media a todo el país y a todos; es un aspecto relevante.
En ese marco, en la última década en la que Partido Colorado gobernó, la educación media, secundaria y técnica aumentó su matrícula 47%, ya que se incorporaron 70.000 jóvenes, al igual que en la formación docente, en la que la cantidad de uruguayos formándose para ser maestros y profesores aumentó nada menos que 178%, todo ello en un contexto de cambios importantes en las condiciones de enseñanza y aprendizaje.
En cuanto al primer aspecto, señalamos que el presupuesto para la educación entre 1995 y 2000 aumentó 54%, manteniéndose en el período siguiente, de 2000 a 2005, a pesar de la peor crisis económica que sufrió el país en su historia, bien conocida por todos. A la vez, se crearon nuevas ofertas educativas y se reformularon planes de estudio, efectiva acción que no consistió en realizar enmiendas a planes anteriores ya vigentes, sino en generar espacios de diálogo y encuentro con diversos actores de la educación y de la sociedad en su conjunto para crear esas nuevas ofertas educativas. En dicho marco, podemos recordar la generación del bachillerato tecnológico, que revolucionó la educación técnica de la UTU ‑nada menos‑, cuyo fruto podemos apreciar hoy, ya que la matrícula del segundo ciclo de educación media está creciendo en esas ofertas educativas. También podemos recordar que, a partir de 2003, se dio la transformación de la educación media superior en Secundaria, lo que, lamentablemente, se dejó de aplicar a partir de 2006, por decisión del Codicen de la época, sin siquiera evaluarla, a pesar del reclamo que hicieron los centros educativos para permanecer con la nueva oferta.
Por su parte, en la educación media se creó el plan de ciclo básico de 1996, el que también, lamentablemente, dejó de aplicarse ese año para volver al asignaturismo, con doce materias en el ciclo básico, una menor carga horaria de inglés y de informática, y la pérdida del profesor‑cargo con horas de coordinación, radicado en los centros educativos. Este plan, como el propio Codicen lo ha reconocido, en su momento logró bajar la repetición, mejorar el egreso en tiempo y disminuir la desvinculación de los centros educativos, todo lo que ha aumentado en forma por demás considerable en la última década, sin perjuicio de que se esté volviendo a los valores de promoción que existían en 2004 en el caso de Secundaria. El mayor porcentaje de no aprobación se produjo en 2011. Sin embargo, en los actuales tiempos, la situación, lamentablemente, es muy diferente. Existe información relevante que nos pone en evidencia una situación preocupante en la educación del país, particularmente, en lo que refiere a la educación media. Son miles los jóvenes que no logran culminar el bachillerato en cualquiera de sus modalidades. Son miles los jóvenes que no logran la promoción y que año a año se desvinculan del sistema. Son miles los jóvenes ‑más de la mitad del total‑ que no cuentan con las competencias mínimas para insertarse con éxito en la sociedad, según las evaluaciones internacionales existentes.
Debo decir que los jóvenes de niveles socioeconómicos más altos tienen casi cinco veces más posibilidades de terminar la educación media superior. Estamos hablando de un 71%; del quintil más bajo, apenas lo logra un 15%. Estamos estancados o hemos descendido en ciertas áreas, como lo demuestran las pruebas de evaluación internacional Terce ‑también para el caso de educación primaria‑ o las pruebas nacionales de evaluación de los sextos años escolares realizadas en 2013.
Esta situación genera un problema muy importante de calidad y de igualdad de nuestro sistema educativo, ya que la condición socioeconómica de los estudiantes, lamentablemente, determina su éxito o fracaso a nivel educativo. No pudo revertirse esa situación a pesar de los incrementos presupuestales que se han extendido a la educación.
En 2015, una proporción importante de estudiantes de quince años no logra llegar al umbral mínimo de desempeño. Así fue definido por la prueba PISA; en ciencias no lo logra el 41%, en lectura, el 39%, y en matemáticas, el 52%.
En definitiva ‑por lo que se ha expresado y demostrado‑, existe una situación de estancamiento y de retroceso en nuestra educación, algo que no fue atendido por las autoridades de nuestro sistema educativo. Todos sabemos que desde hace doce años que el partido de Gobierno tiene la conducción de la enseñanza. Lamentablemente, al inicio de 2006 y en 2008 se adoptaron una serie de medidas que afectaron el sistema educativo, en particular, en la educación media y en la formación docente. Realmente, es algo preocupante, y eso no logró revertirse hasta la fecha.
Dejar sin efecto los planes de estudio de 1996 con la creación del plan de estudios 2006 ‑que retrotrajo el ciclo básico al plan de 1941‑ y reformular el bachillerato de 2003 son clarísimos ejemplos de lo que acabamos de decir.
También el plan único de formación docente, aprobado en 2008, generó un importante estancamiento ‑algo que se refleja en la drástica disminución de egresos de maestros y de profesores‑, así como la desvinculación y el rezago educativo.
Observamos falta de rumbo determinado y falta de concreción de medidas o acciones tendientes a revertir esta situación. El Partido Colorado está dispuesto a votar los recursos. A pesar de estos inconvenientes y de los magros resultados, nuestro partido siempre ha levantado la mano para dar recursos a la educación, y seguirá haciéndolo. A pesar de todo, seguiremos trabajando para colaborar con el Gobierno a fin de revertir la situación.
Cuando asistí a la Comisión de Presupuestos integrada con la de Hacienda de la Cámara de Representantes, hice algunas consultas a las autoridades respecto a las acciones a adoptar en determinados temas; sin embargo, no me respondieron absolutamente nada. Por tal motivo, tuvimos que cursar algunos pedidos de informes para saber cuál sería el rumbo de estos temas que tanto nos afligen.
En esta instancia de Rendición de Cuentas, ratificamos el compromiso con la educación del país y ofrecemos los mejores oficios para su recuperación, considerando necesaria la aprobación imprescindible de un plan nacional de educación como venimos reclamando desde hace muchísimo tiempo.
Tratamos de promover diversas acciones que no fueron atendidas por el Gobierno. No nos quedamos en la queja y en el reclamo. Mi partido ha presentado muchas propuestas que deberían ser estudiadas y se debería reflexionar sobre ellas.
A nuestro criterio, es necesario establecer claramente un conjunto de metas que, además de la incorporación de alumnos al sistema educativo, genere condiciones de efectivo aprendizaje, para superar las diferencias sociales de origen. Para ello, se hace imprescindible la adopción de un conjunto de decisiones en materia curricular, de desarrollo profesional docente y de la gestión en general. Entendemos que los números pueden arreglarse o no, según la buena voluntad que ponga el Poder Ejecutivo. Sin embargo, si un país no tiene una educación fuerte, no podemos hablar de un desarrollo‑país.
Dejaremos para la discusión del articulado la posibilidad de hablar sobre el artículo 15, que también nos preocupa bastante cuando hablamos del Estado de derecho; al respecto, con mucho atino ha hecho sus reflexiones el señor diputado Germán Cardoso.
Muchas gracias, señor presidente.