Azarel Talamantes, de Ciudad de México, asiste a mujeres en Israel durante el embarazo, el parto y el post parto con técnicas mayas.
«Los mayas decían que, para traer vida, cualquier tipo de vida, son necesarios tres elementos: el sol, el agua y la tierra», explica Azarel Talamantes.
«El equivalente de la tierra en el cuerpo de la mujer es el útero, el del agua es la sangre y el del sol la energía corporal.
Los mayas desarrollaron técnicas para apoyar y ayudar al proceso de traer vida y sus parteras lo transmiten aún hoy en día, de generación en generación».
Sin embargo, este aprendizaje empírico no se estila en Israel. «En este país no existe el concepto latinoamericano de partera, aquí primero estudian enfermería y
después una especialidad de cómo asistir al parto, y son cinco años de carrera en total», explica Talamantes.
Pero lo que sí hay y está muy solicitado es el trabajo de la doula, que es la persona que acompaña durante el embarazo, el parto y el postparto, «y lo hace de
forma emocional, conoce bien a la pareja, a la mamá, y asiste para que todo sea más natural, fluido y amoroso». Y esta mexicana es conocida por usar técnicas milenarias en la llamada «start up nation».
TÉCNICAS MILENARIAS
Las parteras mayas han utilizado durante milenios técnicas de limpieza, masajes y rebozos. «Toda la filosofía maya alrededor de esto pretende ayudar a una
mejor conexión con el cuerpo y, por lo tanto, con la naturaleza, y lo cierto es que ninguna mujer se prepara espiritual, física y emocionalmente para el
embarazo. Si lo hiciéramos, todo sería diferente, embarazos y partos suaves y postpartos dulces», indica Talamantes.
Y su trabajo es precisamente ese, mostrar que hay otras formas de hacerlo. «Una de las cosas que enseño es que las mamás cuando van a parir tienen que desconectar. Los humanos somos el único mamífero que no pare naturalmente porque tenemos neocórtex, donde suceden los pensamientos racionales, y ahí es donde no dejamos que sucedan las cosas de manera instintiva y natural», detalla.
En sus clases de asesoría prenatal la mexicana enseña técnicas para desconectar. «Las mujeres mientras paren piensan en el pitido del monitor, en porqué duele tanto, en si viene la partera o no, nos cuestionamos de todo, y lo que tenemos que hacer es callar ese flujo racional para que empiece a fluir el mamífero instintivo que también somos», y su trabajo consiste en prepararlas con yoga, meditación, técnicas de vocalización, de respiración, masajes, terapias de luces de colores y rebozos, que son telas mayas que se usan para mover y balancear las caderas de las futuras mamás «para abrir las chacras, es decir, los puntos energéticos, que juegan un papel fundamental en esto», señala.
MENOS CESÁREAS
Además de su labor de doula, durante los partos Talamantes también asiste a las muchas mujeres hispanas que se encuentran en Israel y no hablan bien el idioma a entender qué sucede en el quirófano. «Así que en muchas ocasiones soy doulatraductora», sonríe.
La mexicana indica que en América Latina hay muchas cesáreas, «muchas más de las necesarias», según ella, y señala que es por comodidad de los médicos.
«Tiene que ver con las vacaciones, las conveniencias de los doctores, y por eso programan partos y los hacen por cesárea». Talamantes opina que en Israel eso sucede menos porque siempre hay el equivalente a parteras en los hospitales, y son ellas quienes traen los bebés al mundo, no los obstetras, como en otros
países. «Yo tengo 5 hijos: mi primera nació con cesárea, la segunda natural sin epidural, la tercera vez también fue cesárea y los
dos últimos partos fueron naturales. Adivina dónde nació cada uno de mis hijos», plantea. (La respuesta es que todos los partos naturales fueron
en Israel y las cesáreas en América Latina).