El Paraninfo de la Universidad de la República -ese recin to al que llaman el “ágora” de la vida académica, donde Albert Einstein habló de la relatividad, donde Ernesto Guevara dijo que la fuerza era la última de las herramientas y donde sesionó la Constituyente de 1916- volvió a abrir tras más de cuatro meses de
pandemia. Y lo hizo para reconocer entre sus paredes a la ciencia.
Ocurre que COVID-19 acaparó la agenda mediática. Entre la prensa, los canales de televisión, radio y portales periodísticos de Uruguay se vienen publicando, en promedio, 772 notas diarias alusivas a la pandemia. Y entre historias de vida, cifras de contagios y recomendaciones médicas, apareció un actor a veces invisibilizado: el científico.
Por eso la Fundación Manuel Pérez de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República premió ayer a siete proyectos de investigación -de un total de 36 propuestas- que tuvieron (tienen) como norte el combate al COVID-19.
“Es hora del reconocimiento unánime (a la ciencia) de toda la sociedad”, dijo el ministro de Salud, Daniel Salinas, previo a la entrega de premios. Pero ese reconocimiento, hizo énfasis Henry Cohen, consejero de la Fundación Manuel Pérez y jurado del premio, requiere del apoyo financiero que permita la concreción de las ideas. Por eso, la Fundación recaudó US$ 250.000 en una semana de pandemia que, tras conocerse que parte de otros proyectos tenían financiamiento, fueron a parar a los siete premiados de anoche en el Paraninfo de la UdelaR.
Los investigadores en cuestión pertenecen a la UdelaR, el MSP, el Instituto Pasteur y el Clemente Estable.
Los proyectos premiados.
«Desarrollo de un dispositivo óptico para el diagnóstico rápido y portable de SARS-CoV-2 con proteínas ingenierizadas». El proyecto busca crear una proteína diseñada por computadora capaz de reconocer específicamente las partículas virales presentes en la saliva de una persona infectada. Los investigadores se inspiran en la proteína natural receptora del nuevo coronavirus para crear una artificial. Como el virus se adhiere, es la clave para construir un dispositivo de detección en saliva, usando la visual y el flash de un teléfono móvil.
«Susceptibilidad estructural al ambiente redox del dominio de unión al receptor (RBD) de la glicoproteína espicular de SARS-CoV-2». El virus es capaz de ingresar e infectar a la célula humana mediante la interacción de dos estructuras que se pueden comparar con una llave y una cerradura. Si la llave no tiene la forma adecuada, no funciona, y el virus no podrá ingresar a la célula. En la forma de esa llave intervienen los tirantes moleculares que, como ocurre en un puente, ayudan a mantener la estructura. En relación con la estructura de la llave que utiliza el SARS-CoV-2 para infectar, este proyecto analizará los tirantes
moleculares mediante su alteración.
«Vigilancia epidemiológica del COVID-19 en las fronteras uruguayas y análisis de su transmisión local en el interior del país». Ya fue conocido que eso permitió saber que las cepas de Rivera y Treinta y Tres habían ingresado desde Brasil, pero en momentos diferentes y no habiendo transmisión de uno a otro brote. Ahora el proyecto tiene el dinero.
“Estudio de la seroprevalencia de anticuerpos contra SARS-CoV-2 en trabajadores de la salud en Montevideo, Uruguay”. Los famosos
test serológicos que “en breve” se les aplicarán a médicos y enfermeros.
«Desarrollo de un método para evaluar la capacidad de los sueros de pacientes COVID-19+ de inducir citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (ADCC) y su aplicación a la vacunación pasiva».
«Optimización y transferencia de tecnologías de secuenciación masiva para la identificación y caracterización genómica de la comunidad de virus respiratorios humanos durante la pandemia de SARS-CoV-2».
«Marcadores de protección útiles en estudio de eficacia de vacunas contra COVID-19».
Por fuera de los proyectos, la Fundación había apoyado el monitoreo del virus en aguas residuales, los tapabocas no descartables, los hisopos impresos en 3D y sistemas de ventilación que hizo Ingeniería.
(El País)