El Poder Ejecutivo prefiere «apuntalar» la economía, pese a lo que marca el precio de paridad de importación (PPP).
El subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Walter Verri, dijo el pasado lunes que «todo indicaría que habría que pensar en que el PPI (precio de paridad de importación) va a señalar que» se deberían «hacer ajustes al alza y no a la baja» en cuanto al precio de los combustibles. Según supo El País, el funcionario estuvo en lo cierto. El informe de octubre indica que se debería ir hacia un aumento, sin embargo fuentes del gobierno señalaron que se tomó la decisión política de no llevarlo adelante.
La Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) consideró en su informe que el precio de la nafta Súper 95 debería aumentar $ 2,8 por litro, mientras que en el caso del Gasoil 50S, el incremento debería ser de $ 4,9. De esta manera se podrían alinear los valores del combustible al precio de paridad de importación.
El gobierno, sin embargo, decidió no llevar a cabo el aumento con el objetivo de «apalancar» la recuperación económica y como una forma de controlar el impacto que se viene generando por el aumento de los precios de los energéticos dentro de las cadenas productivas. A su vez, el gobierno resolvió no aumentar el supergás, que conserva un precio inferior en comparación con el mercado internacional.
A fines de setiembre el MIEM resolvió una baja de $ 3 por litro, mientras que se optó por mantener el precio del gasoil y el supergás.