El confinamiento puede terminar pasándote factura si no mantienes tus rutinas y te olvidas de tus buenos hábitos. Toma nota de algunos fallos que debes evitar si quieres que tu salud no se resienta con la crisis del coronavirus.
Descuidarte
Mucho lavarnos las manos durante la reclusión, pero hay quien se está olvidando de pasar por la ducha una vez al día y, lo que es aún más importante, cepillarse los dientes después de las comidas principales. Debemos cuidar los dientes y toda la estructura que los rodea realizando una correcta higiene, cepillando bien la superficie de todos los dientes, prestando atención a las encías y a la lengua y pasando la seda dental al menos una vez al día.
Descuidar la piel o hacerlo en exceso
Como siempre, ante cualquier situación de incertidumbre, las posturas extremas son peligrosas. Hay dos situaciones contrapuestas y que resultan igual
de perjudiciales. Por un lado nos encontramos con la sobredosis cosmética: como me aburro, y además me han dicho que debo seguir utilizando cosmética, me lo pongo todo, incluso aquellas cremas que tengo guardadas desde hace meses. En el extremo opuesto está el abandono cosmético. Debemos, ante el caos, mantener un mínimo de rutina cosmética para que la piel no se convierta en otra de las grandes perjudicadas por la cuarentena.
Acostarse con el pelo húmedo La dejadez hace que muchos días terminemos metiéndonos en la ducha poco antes de irnos a dormir y nos acostemos con el pelo mojado o con restos de humedad. Esto no solo es perjudicial para nuestro cabello y cuero cabelludo, sino también para nuestro organismo, ya que podemos enfriarnos durante la noche y despertarnos con un catarrazo de mucho cuidado.
Pasarte el día en pijama No quitarse el pijama en todo el día está bien de vez en cuando, pero no todos los días. Diferentes estudios demuestran que la ropa que nos ponemos a diario, incluso para estar en casa, tiene gran impacto en nuestro estado de ánimo y en nuestra actitud. Llevar la ropa adecuada nos motiva y nos ayuda a centrarnos en nuestras tareas.
Trabajar en la cama o en el sofá Habilitar en casa una zona adecuada para trabajar es fundamental para garantizar una buena higiene corporal y aumentar la concentración y el rendimiento. Las malas posturas derivadas de una mala ergonomía por el teletrabajo pueden desencadenar dolores lumbares debido que carecemos de un apoyo permanente en la espalda. También pueden provocar molestias cervicales o dolores de cabeza ya que, sin darnos cuenta, adelantamos el cuello para aproximarlo a la pantalla.
Comer mal El aburrimiento, la ansiedad, el estrés… nos llevan muchas veces a comer más de la cuenta, picar más entre horas, saltarnos algunas comidas, no
beber suficiente agua, entregarnos a los vicios… Debemos controlar estos hábitos si queremos huir del sobrepeso y de algunas dolencias como el colesterol y
la diabetes.
Para no comer más de la cuenta ni cometer excesos, conviene que aprendas a identificar el hambre física y el hambre emocional. Apunta qué comes,
en qué momento lo haces, cómo te sientes… Esto te ayudará a reconocer si realmente tienes hambre física y tener más control.
No respetar ni rutinas ni horarios de sueño Es muy importante establecer ciertas rutinas dentro de nuestras posibilidades, pero lo cierto es que nos acostamos más tarde, dormimos a deshoras, etc. Estar en la cama más tiempo del necesario o realizar actividades en ella que no sean las inherentes al descanso nocturno puede producir aparición de insomnio transitorio, ya que enviamos dos mensajes opuestos que pueden confundir a nuestro cerebro.
Caer en el sedentarismo Un elevado porcentaje de la población reconoce mostrar cierta desidia y declara que se pasa el día de la cama al sofá y del sofá a la cama, haciendo únicamente desplazamientos estratégicos a la cocina para abrir la nevera. Practicar algo de ejercicio mantendrá tu corazón activo y te ayudará a quemar los excesos del día. No es necesario pegarse una paliza todos los días; bastaría con alternar trabajo de tren superior y tren inferior con alguna actividad cardiovascular para mantener una buena forma física.