El pasado lunes Amaranto Abascal llegó a un acuerdo con la Comisión Directiva para rescindir su contrato, que terminaba en el mes de diciembre, sucediendo lo mismo con el vínculo que tenían los integrantes del resto del cuerpo técnico.
Por otra parte en esta semana el plantel ha tenido descanso, estando previsto que los jugadores retomen los trabajos el próximo lunes, entrenando bajo el mando del orientador de Cuarta y Quinta División, Julio Brunel.
A nuestro juicio el ciclo de Abascal no estaba culminado, pues no se puede pretender estar al borde de descender a la tercera categoría y al año siguiente ascender a primera división, siendo un proceso que debe concretarse, mediante un crecimiento institucional.
Creemos que Tacuarembó mostró en el torneo una identidad de juego del medio hacia arriba, llevando a que Sebastián Gularte terminara siendo el goleador del certamen, no pudiendo corregir Abascal los errores defensivos que tuvo el equipo a lo largo de la temporada.
A su vez el entrenador promocionó a jugadores de las canteras del club, logrando un crecimiento futbolístico en Nicolás Pintado, Leonardo Olavarría, y Mateo Charamoni, además de haber promocionado a Rafael Ortiz, y Santiago Vargas, quien hasta convirtió dos goles.
Insistimos que no compartimos el alejamiento de Abascal, pero entendemos su postura, pues el profesional pretendía firmar un contrato por tres temporadas, encontrándose con que la directiva le proponía concretar el vínculo por un año y medio, cuando el popular “rubio jefe” ya se había alejado del Montevideo Wanderers.
Ahora los dirigentes se abocarán a organizar los festejos de los veinte años del club, que se realizarán el próximo domingo 11, pudiendo definir el nuevo cuerpo técnico en los primeros días del último mes del año.