En la noche de ayer se realizó en la Junta Departamental una sesión solemne para conmemorar los 100 de la creación de ese órgano legislativo, y para rendir homenaje al Dr. Washington Beltrán Barbat en el centenario de su fallecimiento, que también se cumplió en este año 2020.
El 1 de enero de 1920 se conformó la Honorable Asamblea Representativa que luego de algunos cambios constitucionales se transformó en la Junta Departamental de Tacuarembó. El Dr. Beltrán falleció el 2 de abril de ese mismo año, a raíz de un disparo recibido en un duelo con José Batlle y Ordóñez.
La resolución de realizar una sesión solemne en homenaje a esos dos hitos de la historia, surge de la estrecha relación entre ambos. Washington
Beltrán nació en Tacuarembó el 7 de febrero de 1885, hijo de Luis Beltrán y de doña Jacinta Barbat, y residió en su niñez en el inmueble donde actualmente se asienta la Junta Departamental y que perteneció a su familia a principios del siglo XX; años después, ya abogado, volvió a residir allí incluso estableciendo su
estudio jurídico.
Además, tal como explicó el edil Mauttone, presidente de la Junta, existe desde aquel 1920 un decreto, el número 24, de la Honorable Asamblea Representativa de Tacuarembó autorizaba al Gobierno Departamental de la época a cambiar el nombre de la calle Río Negro por el de calle
Washington Beltrán y autorizó a la Mesa a colocar su retrato en la Sala de Sesiones, hecho que hasta ahora no se había cumplido. Y había otro
decreto de ese año, el número 40, que autorizaba la construcción y colocación de una estatua, busto o monumento del Dr. Beltrán en la plaza
Cristóbal Colón, que tampoco se cumplió hasta ahora.
Anoche en una sesión sin público, con asistencia de los ediles, y autoridades departamentales como los diputados Rafael Menéndez y Alfredo de Mattos, el jefe de policía, el comandante de la División Ejercito III y el del Regimiento 5º, intendente y algunas jerarquías municipales, además de familiares de Beltrán, se
cumplió con esos mandato.
Luego de la explicación del porqué ambos homenajes se realizaban en conjunto, hablaron cuatro ediles representando a las bancadas que conforman la Junta (en el Partido Nacional se considera hay dos bancadas). El primer orador fue el Dr. Eduardo González Olalde (Partido Nacional), le siguió el edil Javier Guedes
(Frente Amplio), luego Maximiliano Campo (Partido Colorado) y cerró la oratoria Dorys Silva (Partido Nacional).
Todos profundizaron en su trayectoria de vida, destacaron su incidencia en la vida política del país y su profunda huella en el Partido Nacional, así
como el legado en normas y propuestas emanadas de una mente brillante. Todos también hicieron referencia a su muerte, en un duelo de honor.
También fue invitado a hablar Diego Beltrán, que agradeció a ediles y presentes por el homenaje que le tributaban a su abuelo. «Hablaron tan
bien, que todo lo que yo me había preparado no me sirve. Así que voy a improvisar. Voy a hablar del perdón», dijo. Y relató un episodio de la vida
familiar, con su abuela Elena –la esposa de Washington– y su tío Enrique.
Este tío, aún niño, cuando muere José Batlle y Ordóñez, gritó «mamá, ha muerto el viejo que mató a papá». Su abuela, la viuda, lo tomó de la mano y llevó a su hijo Enrique frente a un crucifijo y lo hizo arrodillarse, «le habló un rato y le hizo pedir perdón a Dios por lo que había dicho de don José Batlle y Ordóñez. No solo eso, al otro día con los cuatro hijos, fue a la iglesia de las Carmelitas a una misa en honor al alma de Batlle y Ordóñez».
Agregó Diego Beltrán: «Yo creo que en este Uruguay de hoy, tan revolucionado, tan irritado, con tan poca tolerancia, todos dueños de la verdad, nada de diálogo… mala educación, malas palabras, ¡qué bien que vendría que se enteraran de la actitud de una señora que le pidió al hijo que le
rezara a Dios para perdonarlo, y que fuera al cielo. Nada más, señor presidente». Un extenso aplauso de los presentes saludó esta intervención.
Seguidamente se descubrió, en el mismo recinto del plenario, una placa conmemorativa del centenario de los 100 años de la Junta, con la frase «Un
centenario haciendo historia», y un cuadro con una pintura del rostro de Washington Beltrán Barbat.
Antes de la entrada al plenario, se inauguró un busto al homenajeado, con lo que se dio cumplimiento a un mandato de hace más de 100 años.