Si hay un cabello indomable, es el de quienes padecen el denominado síndrome del pelo impeinable, una condición generalmente congénita que no suele tener mayores consecuencias, pero trae de cabeza a los padres de los niños afectados.
Muchas personas piensan que tienen un pelo ingobernable porque no consiguen que adquiera un aspecto satisfactorio. La gran mayoría de ellas presentan cabellos difíciles, pero no imposibles de peinar. Nada que un buen peluquero no pueda arreglar. Sin embargo, alguna de ellas podría tener el denominado síndrome del pelo impeinable, que ni el mejor de los profesionales puede domar.
La dermatóloga Rosa Taberner, autora del blog Dermapixel, explica en qué consiste: «Es una alteración en la que la sección del pelo es triangular en vez de redonda y, además, tiene una depresión central que hace que el cabello de estos pacientes crezca en diferentes direcciones y no se pueda peinar». Se trata, por lo tanto, de un problema que afecta al tallo del pelo, que es una estructura compuesta por una corteza (hecha principalmente de queratina), y rodeada por una cutícula que la protege. Estos elementos confieren al tallo piloso la flexibilidad y resistencia a los agentes externos que precisa, excepto cuando hay algún defecto.
Frecuencia y evolución del síndrome
El síndrome del pelo impeinable es muy poco frecuente, con una apariencia seca y de color claro. En general, no se altera ni el ritmo de crecimiento ni la cantidad y es un cabello fuerte, pero totalmente indomable. En definitiva, se trata de un problema que, salvo en casos muy excepcionales, no está asociado a otros síntomas o enfermedades.
Casi todos los afectados son niños y en muy pocas ocasiones está producido por alguna agresión externa sobre el pelo. Es algo inherente, es decir, presente desde el nacimiento.
Tratamientos más eficaces
En lo que se refiere al tratamiento, la dermatóloga indica que las opciones disponibles tienen una eficacia limitada. «Los productos con piritiona de zinc, que son los champús anticaspa de toda la vida, mejoran un poco, pero no gran cosa», se lamenta.
También tienen cierta utilidad los suplementos de biotina. Este oligoelemento suele incluirse en los productos para evitar la caída del pelo o para fortalecerlo.
La dermatóloga aporta un dato tranquilizador para los padres de los pequeños con esta afección capilar: tiende a mejorar de forma significativa con el tiempo. «A medida que estos niños crecen, hay una tendencia hacia la mejoría espontánea; tras la adolescencia, los pelos suelen tranquilizarse un poco y ponerse en su sitio», señala.