La ganadería vacuna es una de las principales actividades agropecuarias llevadas a cabo en Uruguay. De las 16 millones de hectáreas productivas
del país, la ganadería vacuna ocupa una superficie cercana a las 12,5 millones, según cifras de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (DIEA – MGAP). Según los últimos datos oficiales disponibles, el stock vacuno ronda los 11,2 millones de cabezas de ganado, considerando todas las categorías.
Los productores ganaderos son unos 40.000, considerando entre ellos a los que son exclusivamente ganaderos vacunos, y a los que combinan
esta actividad con la cría de ovinos, la agricultura, la forestación u otros rubros. Uruguay cuenta con unas 45.000 unidades productivas registradas
en el país. Cabe señalar que 35.000 unidades productivas ganaderas explotan una superficie menor a las 500 hectáreas.
Este rubro es uno de los principales generadores de divisas, en tanto alrededor del 70% de la producción de carne vacuna tiene por destino el mercado exterior. En este sentido se destaca la evolución de las exportaciones, que se incrementaron desde menos de 120 mil toneladas peso canal a principios de la
década de 1980, hasta las 470 mil toneladas peso canal exportadas en 2019, de acuerdo a estadísticas del Instituto Nacional de Carnes (INAC).
Las exportaciones de carnes uruguayas le significaron al país un ingreso total de 2.193 millones de dólares en 2019, de los cuales 1.830 corresponden a la venta de carne bovina. El 66 % del volumen (peso canal) de carne bovina tuvo como destino China, y alcanzó el 59 % de los ingresos, convirtiendo a este país en el
principal socio comercial para el sector cárnico uruguayo, con una cifra acumulada en un destino no registrada anteriormente. Junto con el mercado del Nafta (16 % del volumen) y de la Unión Europea (9 % del volumen), representa el 91 % del volumen de carne bovina (89 % del monto), según consigna el INAC
en su Anuario Estadístico 2019. En este contexto, aún hay aspectos a mejorar, tal como afirmó José Manuel Mesa, integrante de la Junta Directiva del
INAC en representación de Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR). Dos de los puntos sobre los que trabajar son el incremento del porcentaje de preñez y el de destete, que en el país se sitúa en el entorno histórico del 70% y del 60%. Estos indicadores refieren al número de vacas preñadas en relación al de animales en servicio, y a la cantidad de terneros destetados en relación a la de vientres en servicio, respectivamente.
Según Mesa, desde ha ce tiempo Uruguay tiene disponible información y conocimiento que permitirían mejorar los indicadores productivos, «pa-ra hacer de la cría una actividad rentable». El directivo del INAC evaluó que «la ganadería fue de los sectores menos agredidos por la pandemia», agregando que «tenemos una demanda que seguramente se va a normalizar».
Sin embargo, para atender esa demanda es necesaria la implementación de un sistema de asistencia técnica y extensión rural que achique la brecha entre el conocimiento generado por la academia y los institutos de investigación, y el sector productivo, fundamentalmente el familiar. «Se precisa un sistema de transferencia (de tecnología) que acompañe en las decisiones a los productores a través de grupos», aseveró Mesa.
Según el delegado de CNFR en la Junta Directiva del INAC, también es necesario consolidar organizaciones en el territorio que «nosotros estamos convencidos de que solos es mucho más difícil» llevar a cabo cualquier actividad, y «que las organizaciones son los agentes nucleadores en territorio», agregando
que «si las políticas públicas no se bajan a través de las instituciones que nuclean a los productores, difícilmente tengamos éxito».
Asimismo, Mesa estimó que las autoridades del MGAP y del Ministerio de Economía y Finanzas deberían analizar si no es una mejor inversión fortalecer a las organizaciones de productores y promover procesos de intercambio horizontal, que generar ayudas puntuales para inversiones físicas, que van a durar apenas
un tiempo.
Por otra parte, Mesa analizó las dificultades existentes para llevar a cabo procesos asociativos que redunden en una mejor calidad de vida de
los productores. Al respecto, propuso el ejercicio de reflexionar acerca de lo que sucedería si no existieran las organizaciones de base, concluyendo que el resultado sería una mayor desigualdad. El acceso a tierra, a crédito, a la información, a los servicios, a la recreación, a la educación, a la salud, son algunos de
los elementos sobre los que se necesita trabajar más, para que «quedarse en el campo sea una elección y no una condena».
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) analiza la posibilidad de que Uruguay importe ganado en pie para faena y el abasto del mercado interno, atendiendo el pedido de las cámaras industriales y los sindicatos de la industria frigorífica. No obstante, según manifestó el titular del MGAP, la decisión la tomará la propia Presidencia de la República.
Al respecto, José Manuel Mesa evaluó de habilitarla, se pone en riesgo el status sanitario del país, perjudica a los productores, no genera fuentes de empleo y no baja los precios de venta al consumidor final, recordando además que sobre este tema CNFR ya emitió un Comunicado en el que entiende que no es el
momento para que el país tome decisiones en torno a la habilitación de ganado en pie para faena».
«La exportación de ganado en pie es una situación generadora de dinámica para el sector criador», afirmó Mesa. Además, el técnico e integrante de la Junta Directiva del INAC, analizó los datos del stock bovino y su evolución, concluyendo que no afecta la disponibilidad de ganado para la industria.
Por otra parte, Mesa recordó que cuando se exportan terneros en pie, también se exporta valor agregado. «Uruguay tiene muy buenas razas y cruzamientos que generan muy buenos terneros, y son muy bienvenidos en los países donde vendemos, fundamentalmente Turquía».
El país tiene «la oportunidad de hacer las dos cosas, de vender en pie y de vender ganado adulto faenado», concluyó José Manuel Mesa.
CNFR