Por Alejandro Henao *
Como típico tema de confrontación, el debate de Uber es polarizado.
Obviamente, muchos intereses están de por medio (usuarios, conductores, dueños de los vehículos, empresas de transporte, entidades reguladoras de transporte), así que tratemos de manejar el tema a través de la investigación y estudiar los impactos que este sector genera.
Varios años investigando los impactos de los sistemas tipo Uber en el transporte, la energía y el medio ambiente, primero como tema de doctorado en la Universidad de Colorado y en los últimos años como investigador del Centro de Ciencias de la Movilidad Integrada en el Laboratorio Nacional de Energía Renovable, bajo el Departamento de Energía de EE. UU., nos da una pauta de cómo mirar este tema a futuro. Independiente de si Uber está o no en Colombia, las principales oportunidades son:
– Incremento de vehículos limpios (incluidos los carros eléctricos) para disminuir el consumo de energía y de agentes contaminantes.
– Optimización del número de vehículos en operación basado en la demanda y las horas pico. El problema de los taxis y de Uber es que es uno de los servicios menos eficientes para la movilidad colectiva (medido como número de pasajeros transportados por kilómetros recorridos por vehículos), ya que además de ser un transporte mayoritariamente personal, hay muchos kilómetros recorridos sin pasajeros, lo cual genera mayor congestión. Varios estudios en Estados Unidos establecen que de todos los kilómetros recorridos por vehículo, en promedio, alrededor del 45 % de los kilómetros son sin pasajeros.
– Integrarlo al sistema masivo y a otras formas de transporte sostenible (vías peatonales y de bicicletas). En vez de que las personas dejen de movilizarse en transporte masivo para usar Uber, debemos invertir en los otros modos de transporte para que sea al revés (cuanto menos usemos el carro, ya sea manejando, en taxis o con Uber, mejora el sistema en general). Para ello hay que mejorar la infraestructura y darles prioridad a los servicios sostenibles y compartidos (dos o más pasajeros por vehículo).
– Incremento de servicio al cliente: uso de tecnología, tiempos de espera, fiabilidad, calidad de servicio, seguridad, precios reales (ni muy bajo ni muy alto). Si algo hemos de aprender y heredar de Uber es en mejorar el servicio al cliente (aunque a lo largo del tiempo se ha deteriorado; al enfocarse en cantidad, la calidad se ve afectada).
– Mejora en la calidad de vida de los conductores. Ser conductor de taxi o de Uber debe profesionalizarse, no solo para el beneficio de ellos, sino para el público en general. Debemos concientizarnos en la seguridad, servicio al cliente y mejora de vida. Cuando se toma en cuenta el tiempo de operación (no solo con pasajeros) y los gastos de manejo, en Estados Unidos la mayoría de conductores de servicios tipo Uber ni siquiera ganan el salario mínimo; caso que ha generado un debate en varias regiones y regulación al respecto, como la ley AB5 en California Equidad para pasajeros con discapacidad o en ciertas localidades y a distintas horas, sin discriminación alguna.
– Uber tiene los medios y está bien posicionado para ayudar a las ciudades en su movilidad y mejorías en sostenibilidad y medio ambiente, pero prefiere combatir todo tipo de regulación. Ciudades como Nueva York, Chicago, San Francisco y Londres, además de algunos países europeos y en otros continentes, no se han quedado con los brazos cruzados y han establecidos criterios para las empresas tipo Uber, dándoles la opción de adaptarse o dejar de operar. Colombia no se ha quedado atrás y en esas estamos. Tarde o temprano Uber se dará cuenta de que más daño se hacen a sí mismos con estas políticas de anti regulación. Con Uber o sin Uber, lo que debemos fomentar es las empresas con un enfoque de línea cuádruple: financiero, social, medio ambiente y
humanístico. Hoy en día con las tecnologías de ciudades inteligentes, la colección de datos, la investigación y la optimización, hay muchas oportunidades para mejorar la movilidad en Colombia. Los taxis y los servicios emergente tipo Uber (además de los carros autónomos a futuro) tienen cabida en nuestros sistemas de transporte, pero no en volúmenes exagerados e inadecuados. Si Uber se enfoca en calidad en vez de cantidad, y trabaja por el bien de Colombia, bienvenidos sean. Si no, habrá otros que estarán dispuestos a llenar esa plaza.
¡Trabajemos en ello!
* Investigador del Centro de Ciencias de la Movilidad Integrada del Laboratorio Nacional de Energía Renovable, Departamento de Energía de Estados Unidos.