Dr. Vázquez:
Disculpe usted que no inicie mi nota con un «Estimado», pero no lo puedo hacer. Le confieso que por «default» lo puse y me sentí en la imperiosa necesidad de borrarlo.
Dr. Vázquez, soy honesto, no lo estimo. Más sin embargo lo respeto como hombre de edad avanzada que usted es, pues eso es parte de los valores que me inculcaron desde mi niñez.
Por eso me dirijo a usted en términos correctos, aún cuando usted no siempre lo ha hecho con nosotros, los ciudadanos de este país maravilloso
que, gracias a Dios, está despertando de una siesta, más que siesta pesadilla, de quince años, en la que usted fue protagonista.
Aún recuerdo cuando nos llamó «descerebrados» por no coincidir con usted. Esas cosas no se olvidan Dr. Vázquez.
Pero yendo al punto, no me dirijo a usted por gusto (¿cómo podría?) ni tampoco para intentar una discusión. Sé que usted no se molestaría en bajar de su podio para discutir con un simple mortal, descerebrado como yo.
Me dirijo a usted para proponerle que asuma una actitud parciamente reivindicativa de su proceder como presidente de este país la que, aunque no me haría cambiar mi concepto sobre su persona, al menos me haría reconocerle un proceder ético. (por las dudas le anexo el link a la definición que de esa palabra
hace la RAE https:// dle.rae.es/%C3%A9tico) Dr. Vázquez, como usted ya estará enterado; y sé que lo está pues sé que emplea sus horas de ocio en revisar todas las acciones del actual gobierno, con el fin de descubrir algo que señalar en desmedro del mismo; en las últimas horas se ha llevado a cabo el intento de
éste por desembarazarse de un avión por usted adquirido durante su olvidable gobierno.
Ese avión, absolutamente innecesario para nuestro país, fue comprado en una suma que triplicaba el valor del mismo en el mercado internacional, a pesar de que tanto más de la mitad de la población (o sea sus jefes en ese momento), así como sus «descerebrados» opositores y hasta el Tribunal de Cuentas, clamaban porque usted desistiera de tal decisión propia de un niño caprichoso, un adolescente berrinchudo o un gobernante totalitario de un gobierno bananero
(usted decida qué alegoría le calza mejor). Para peor, ese avión, vetusto, obsoleto, carcachesco y vergonzante, fue adquirido a un muy buen amigo suyo (aunque al fin y al cabo ¿para qué están los amigos si no es para apoyarse?).
La prueba está de que el avión en cuestión es inservible por obsoleto, además de extremadamente fuera de precio cuando usted lo decidió comprar, que al ponerlo hoy a remate por la tercera parte del importe por usted pagado, no hubo en el mundo ninguna persona que quisiera hacerse de él.
Le traduzco, no hubo ninguna empresa de aviación, ningún artista agrandado, ni ningún gobernante soberbio que haya querido malgastar su dinero en esa piltrafa voladora. Aún siendo cotizada a la tercera parte de lo que usted la pagó, a ultranza de todo y de todos.
Pues bien Dr. Vázquez, aquí va mi propuesta… Cómprelo usted. Sí Dr. Vázquez, dése el gusto y cómprelo usted. Así, en la tercera parte de lo que usted lo pagó.
Déle, saque la chequera y mándese un chequecito por 350.000 dólares y siéntase el feliz poseedor de un avión presidencial.
De esta manera nos demostrará a todos que el avión es útil, aunque sea para sacar a pasear a los nietos, para dormir la siesta en las tardes de verano o para plantarle begonias en las alas. Usted verá el uso. Pero cómprelo Dr. Vázquez. Le aseguro que nadie le va a recriminar haberse aprovechado de su
pasada investidura de Presidente para darse el sueño del avioncito propio. Yo mismo me ofrezco para defenderlo cuando alguien ose reclamarle un supuesto aprovechamiento.
Les diré que al igual que Judas, tiene usted derecho a ser considerado como un incomprendido.
Hágase y háganos un favor Dr. Vázquez, compre el avión. Usted puede. Usted tiene con qué. Y está barato. «Y es una gran oportunidad» (disculpe que le copie sus sabias palabras).
Aproveche esta oportunidad de reivindicarse. Y hasta de que lo perdone Dios. Porque será él quien lo perdone. Lo que es yo, ni loco.