Partido Nacional – Edil Jorge Rodríguez
Una democracia sin memoria es la cuna de la demagogia y del oportunismo. Muchos dicen, que los archivos los resisten pocos, pero la verdad es que son pocos los que revisan los archivos. Por tanto, es lógico, que en lo electoral predomine el doble discurso, es decir, la estrategia de barrer con las dos palas.
La población cuando es defraudada por las promesas incumplidas se vuelve indiferente. La indiferencia, es la peor enemiga de la democracia. El pensamiento primario prevalece y los votos se emiten sin la mínima reflexión. La etiqueta mental sirve de guía y el desencanto alcanza para protestar sin conocer la alternativa que se acompaña.
La mayoría del Frente Amplio devaluó la democracia. No cree en ella, salvo para imponer su hemiplejia moral en las políticas públicas. Su objetivo es mantener el poder alineando su posición con los socios ideológicos. Principios como el de la No intervención o la defensa de los Derechos Humanos, dependen de quien es el interlocutor. Memoria y justicia no se refiere, por ejemplo, a los terroristas vascos ni a la protección, que se les dio cuando, el gobierno socialista de Felipe González pidió su extradición. Para el terrorismo hay olvido y perdón.
El ojo tapado, es su primera y única expresión. Los plebiscitos que acepta el F.A. son los que le dieron la razón y las inversiones extranjeras son bienvenidas, sí se ajustan a los tiempos electorales. Poco importa lo que se dijo antes. Los archivos ya no se consultan.
Es bueno recordar que las facilidades que los gobiernos del F.A. otorgan y otorgaron a las Mega inversiones extranjeras se aprobaron por leyes, que fueron votadas en contra por sus legisladores. Entre otras, la ley Forestal, de Zonas Francas, de Puertos, incluyendo los Tratados de promoción de Inversiones y doble tributación, firmado con los países desarrollados.
No es de extrañar, entonces que la política económica haya sido también hija del doble discurso. El equilibrio macroeconómico se comprometió. Un maquillaje trata de ocultar el indecente déficit fiscal que heredara el nuevo gobierno, la alarmante tasa de desempleo, el atrasa cambiario y el monto y pago de la deuda externa más alta de la historia.
Con juegos de palabras, se quiere esconder el ingreso de unos 60.000 funcionarios públicos, que compensaron la pérdida de otros tantos miles de empleos en el sector privado. A ello se agrega, el ingreso de Petrobras al Estado, como si existieran recursos para rescatarlos, en otras palabras, una nueva Pluna que nos condenara a la falta de transparencia y a la corrupción.
El despilfarro del Estado, no ha tenido límite ni control. El asistencialismo, subsidia la pobreza y se desentiende de los pobres. El fracaso de la educación, es el causante de la desigualdad, pero sindicatos y corporaciones no quieren que las personas se diferencien por sus talentos y virtudes, como dice la Constitución. ¡Cuidado! Todo joven exitoso, puede transformarse en un peligroso ´oligarca´. Más peligroso aún, si proviene de los estratos más bajos de la sociedad.
El modelo es el cubano y el venezolano chavista; dos economías, que naufragaron en las cloacas de la historia al que la ideología frentista sigue lanzando el salvavidas de plomo.
Igual de preocupante, es la pérdida de competitividad del sector productivo. Los tributos, las tarifas y los salarios, se asociaron ahora al atraso cambiario: ¿puede ignorarse que de nada sirve, abrir mercados si el exportador no puede competir en el exterior? ¿Acaso se desconoce que el grado inversión puede perderse? Al gobierno nada le importa, la observación de la OIT por insistir en normas laborales abusivas. Mientras tanto, el doble discurso ha permitido firmar el Tratado del Mercosur con la Unión Europea en el oscurantismo.
El contenido del acuerdo, no se conoce y todo se procesa con la complicidad del F.A.. Si el Tratado con Chile demoró un año y medio en ser aprobado por el parlamento, ¿Cuántas excusas tendrá el Poder Ejecutivo para demorar la aprobación de éste?
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Lo cierto es que el gobierno juega a las esquinitas con los principios que hicieron respetable al Uruguay. Las dos caras, resumen nuestras relaciones internacionales. El Brasil y la Argentina continuaron con su vieja trenza bilateral. Macri y el especial Bolsonaro, nos ignoran.