¿Quieres preservar el sabor y el valor nutricional de las verduras más tiempo? Así puedes conservarlas en casa.
La mayoría de los vegetales están repletos de vitaminas, pero comienzan a perder su valor nutricional justo después de que se cosechan debido a la exposición al aire, la luz y el calor mientras se transportan del campo al supermercado. Al almacenar adecuadamente las verduras frescas, puedes garantizar no solo una mejor experiencia de consumo en lo que respecta al sabor y a la textura, sino también a la máxima retención de nutrientes.
Ten en cuenta qué verduras y frutas deben mantenerse separadas unas de otras
La mayoría de las verduras se pueden almacenar en una bolsa de plástico o en un recipiente en el cajón para verduras de tu nevera. Eso sí, es importante saber que ciertas frutas producen gas etileno, lo que puede hacer que los vegetales maduren y posiblemente se pudran más rápido que si se mantuvieran separados. El gas etileno es una hormona vegetal que está asociada con el crecimiento y desarrollo de las plantas y que producen frutas como las manzanas, los albaricoques, los plátanos (mientras maduran) o los melones dulces.
También puede ser una buena idea guardar los champiñones en una bolsa de papel marrón, ya que tales bolsas absorben el exceso de humedad, permitiendo que los hongos respiren. Almacenarlos en bolsas de plástico atrapa la humedad, que es absorbida por los hongos. Los tomates, por su parte, se comen mejor después de haberlos guardado en la nevera durante dos o tres días. Manténlos a temperatura ambiente el mayor tiempo posible y una vez que alcancen su punto máximo de madurez, cómelos o refrigéralos de inmediato.
Congela lo que no necesitas: La congelación es una de las formas más fáciles de conservar las verduras. Casi todas las verduras son adecuadas para meter en el congelador, con la excepción del repollo y las patatas porque se vuelven blandas y se saturan de agua. Antes de congelar, la mayoría de las verduras deben blan-quearse primero, lo que implica hervirlas durante uno a tres minutos para preservar su sabor. Y una vez que las verduras estén blanqueadas, sumérjelas en agua helada para enfriarlas rápidamente. Luego, congélalas.
Seca algunos productos: El secado es una manera fácil de conservar las verduras frescas. Pon tus verduras en un deshidratador de alimentos, en el horno o incluso al sol y déjalas secar con el tiempo, como los tomates.
Encurte las verduras: Esta puede ser una forma rápida de conservar una variedad de vegetales distintos que incluyen los espárragos, la remolacha, el repollo, las zanahorias, las cebollas o las judías verdes. Al igual que con la congelación, blanquea las verduras primero, hirviéndolas de uno a tres minutos. Esto ayudará a preservar mejor su color y sabor. Coloca las verduras en frascos llenos de una salmuera a base de vinagre. Algunas verduras en escabeche durarán hasta 12 meses, siempre que se almacenen en un lugar fresco y limpio.