Hora de regular el uso del celular
Poder estar conectado continuamente es un regalo, aunque tiene ciertos riesgos y muchas molestias. Hoy el uso obsesivo del teléfono móvil está dejando de lado la comunicación personal.
Lo primero que hacen la mayoría de nuestros jóvenes es abrir los ojos en la mañana y mirar el celular antes que nada. Y también antes de cerrarlos cada la noche. Ya se ha vuelto un uso adictivo, empezar y terminar el día chequeando los mensajes del celular, como un vicio, un virus o una necesidad.
Cierto que actualmente la mayoría de las personas lo usa mucho para trabajar, para lo cual es una herramienta formidable, como si fuera una computadora portátil. Esto no se considera como adicción al teléfono inteligente. Pero en muchas familias se han puesto reglas, tales como no usarlo en la mesa, a la hora del almuerzo, el desayuno o la cena, ni tampoco cuando se está hablando con otra persona, porque se considera que es mala educación, y lo es.
PACTAR NORMAS
En esta sociedad ultraconectada, es habitual dejar el teléfono sobre la mesa cuando se come, chatear cuando se maneja y que los niños hagan una pataleta porque sus padres no les pasan el celular para ver videos o jugar..
El uso constante del teléfono cuando se está con otros genera una desconexión y deteriora las relaciones personales, según los especialistas. Muchos chicos dicen que “Si hablan con una amiga todo el día por WhatsApp, no me van a dar tantas ganas de verla en persona. Puede parecer que estoy muy presente en su vida, pero es una relación mucho más superficial», manifiesta un joven “celularizado”.
Aún no se han acordado las normas del uso de los dispositivos y creo que ya es hora hacerlo. Como padres debemos supervisar las horas que nuestros hijos usan el teléfono y predicar con el ejemplo. Debemos tener mayor conciencia de cuánto rato estamos mirando la pantalla y dejando de compartir con ellos, nos dice un cliente que es programador y se ciente en “la nube” cuando está programando.
El problema se está poniendo complicado en la aulas de estudio, escuelas, liceos y otros centros de enseñanza. La sociedad está funcionando “en línea”, lo que permite una comunicación instantánea. Asumimos que el otro nos tiene que responder inmediatamente, y si queremos desconectarnos un rato, el celular se colapsa de mensajes. La decisión no tiene que ver solo con nosotros, sino que también con el resto.
El celular puede ser muy estimulante, por lo que también está el desafío de buscar actividades que no sean incompatibles, pero ya está siendo necesario que haya reglas para que no implique un esfuerzo tan grande desconectarse.
Es importante sin embargo, mantener la práctica de hablar sobre ciertas cosas cara a cara y no a través de un mensaje o usando un móvil. Esto es vital para no atrofiar ciertas estrategias sociales. Es necesario expresar la pena o el cariño, enojo, pedir perdón y decir cosas que nos dan vergüenza, hablando en persona, porque si no, la habilidad de comunicarnos y cuidar nuestro lenguaje, verbal y no verbal, puedese.
Pero hay que reconocer que es una herramienta fantástica. ¡Quién me iba a decir hace 10 años solamente, que esta misma tarde chateamos con mi hijo Eduardo que está en Alemania, mientras manejaba un tractor y araba un campo para un semillero de trigo, mientras disfrutaba el aire acondicionado de la enorme máquina, porque allá había una temperatura de 33 grados! No lo hubiera podido creer…