Tras años de lucha contra los trastornos de alimentación y los estereotipos de «cuerpos ideales», los nutricionistas de todo el mundo han iniciado una cruzada contra las dietas extremas.
Y es que, según estudios, las dietas restrictivas tienen resultados negativos en comparación con el cambio a la vida saludable permanente.
Una de las filosofías que aboga por desechar las dietas es la alimentación intuitiva. Según recoge Mujer Hoy, se trata de buscar señales de hambre y satisfacción: «comer cuando tenemos hambre y parar cuando estamos llenos».
Según los seguidores de esta filosofía, al nacer somos seres intuititvos: los bebés lloran cuando tienen hambre y dejan de comer cuando están satisfechos.
Así de sencillo. Es con el paso de los años que adquirimos costumbres como terminar todo lo que está en el plato, repetir lo que nos gusta o esperar el postre como refuerzo positivo. En la alimentación intuitiva se busca recuperar ese mecanismo interno que nos da señales cuando estamos satisfechos y no seguir comiendo por ansiedad.
Una de las claves para poder poner en práctica este tipo de alimentación es buscar el control de nuestras emociones sin usar alimentos. Hacer deporte es un gran aliado.
Por otra parte, nuestro menú diario debe tener todos los elementos nutritivos necesarios y no privarnos de comer cosas que nos gustan, eso evitará los «atracones», mucho más perjudiciales para la salud.