El grupo que adquirió el aserradero Frutifor invertirá unos US$ 34 millones en una planta de gran escala de madera para la construcción de edificios
Por Juan Andrés Sainz
El estadounidense Mark Crandall y el uruguayo Matías Abergo se hicieron socios en el año 2020 para participar en el pujante negocio del mass timber (madera masiva). Juntos encabezan un grupo de inversión que, asumiendo la deuda, volcó más de US$ 25 millones para la compra del aserradero Frutifor Lumber Company (ex Urupanel) de Tacuarembó y desde entonces está en proceso de expandir ampliamente ese monto.
En diálogo con El Observador, Abergo detalló que actualmente proyectan invertir US$ 6 millones en la nueva planta de secado, otros US$ 6 millones en la planta de clasificación automática de las tablas y US$ 22 millones en la planta de CLT. «Así que aparte de la compra —que superó los US$ 25 millones— llegamos a unos US$ 34 millones». Es decir, la inversión total en el proyecto industrial alcanza un monto de casi US$ 60 millones.
La compañía Arboreal, parte del grupo empresarial Enkel Group liderado por Abergo, instalará la producción de mass timber en la antigua planta de Frutifor con tecnología de madera laminada cruzada (CLT por su sigla en inglés) que permitirá construir en madera edificios de gran altura. Abergo explicó a El Observador que la tecnología CLT originada en Austria permite que “en vez de poder hacer una casa de dos o tres pisos, puedas hacer un edificio de 25 pisos”. “Esto es un antes y un después en el país y en la región», comentó el inversor. Se tratará de la segunda de su tipo en Latino-américa y será la más grande del continente, acotó.
“Estamos movilizando 400 contenedores por mes”, afirmó el empresario. Además de eso, la empresa aspira a que la planta de CLT sea inaugurada en octubre de 2022. Procesará en una primera instancia un 30% de la madera, elevando el valor de las ventas a más de US$ 105 millones, de acuerdo a lo proyectado. El gerente general de Arboreal confirmó a El Observador que, desde la compra del aserradero, la plantilla de trabajadores directos se duplicó y también lo hizo el número de trabajadores tercerizados. Englobando ambos grupos, el emprendimiento hoy emplea a 200 personas y sumará alrededor de 50 más al abrirse la planta de CLT.
Un inversor inusual
El socio de Abergo, Mark Crandall, participó en la creación de la «mesa de petróleo» de Morgan Stanley y fue fundador del coloso Trafigura Group, una multinacional dedicada a la compraventa de commodities y el segundo más grande comercializador independiente de petróleo del mundo, con más de US$ 100 mil millones de rentas anuales. Se retiró del negocio hace alrededor de 15 años para volcarse al financiamiento de proyectos ecológicamente sustentables. Para ese entonces, era «moderadamente rico» según le dijo a Bloomberg y tomó conciencia de «el fuerte componente ético» de la actividad a medida que se acumulaba evidencia sobre el cambio climático. El medio estadounidense reveló que actualmente su patrimonio neto hoy es de «menos de US$ 100 millones». Abergo contó a El Observador que, si bien no puede dar porcentajes, el aporte de Crandall al capital del grupo inversor es “muy importante”.
Impacto ambiental
Abergo señaló que cambiar los materiales de construcción a insumos de madera implica atender una parte de la solución al problema del cambio climático. Esto, según el empresario, forma parte de un camino que comienza con los árboles que crecen en bosques. A través del proceso de fotosíntesis, estos absorben dióxido de carbono (CO2), a la vez que emiten oxígeno. “Si con esos árboles, en vez de que sean energía o se pudran en el campo, vos hacés edificios y casas, estás ‘secuestrando’ ese carbono por la vida útil de esos edificios, que en el mass timber se calcula por más de 100 años”, aseguró. “Por cada metro cúbico de madera vos secuestrás una tonelada de CO2. Entonces, por un lado tenés una construcción tradicional que emite muchísimo CO2 y, por otro, una construcción que secuestra el carbono por la vida útil de los edificios”, destacó el inversor.
“En Uruguay tenemos aproximadamente 1,1 millones hectáreas de forestación, de las cuales 150 mil son de pinos y el resto es eucaliptus. La parte de eucaliptus se desarrolló muy bien con las plantas pulperas pero no tuvimos la posibilidad de tener el mismo éxito industrial con el desarrollo del pino”, que es más apropiado para fabricar madera procesada. El inversor se quejó de que la madera de mejor calidad actualmente se exporta como materias primas.
El ingreso de dólares al país generado por las exportaciones de productos forestales, sin contar la celulosa, mostrará un crecimiento de un 25% al cierre del ejercicio de 2021 respecto a los US$ 350 millones del año pasado, según estimaciones de la Sociedad de Productores Forestales (SPF) del Uruguay.
“Tenemos unos recursos naturales fantásticos que por falta de industrialización estamos exportando sin ningún valor agregado”, se lamentó Abergo.
El Observador