Siempre acusamos al sol como la primera causa de envejecimiento. Pe-ro no es verdad. El sol produce cambios en las capas más superficiales de la piel, produciendo manchas, arrugas, venitas, pérdida de elasticidad e incluso cáncer de piel. Pero los cambios que hacen que nuestra cara represente la edad que tenemos se producen a nivel más profundo, en los huesos y en la grasa de nuestra cara.
La principal causa por la cual nuestra cara envejece reside en los huesos faciales y los cambios que estos sufren a lo largo de los años. Por eso las personas que tienen una buena estructura ósea, es decir, buenos pómulos o ma-xilares, envejecen mejor ya que la piel tiene mejores cimientos para evitar su descolgamiento. Un ejemplo sería la órbita, el espacio donde están los ojos, que se hace más grande y profunda con los años, lo que produce que los ojos se vayan hundiendo.
Otro ejemplo sería el hueso maxilar superior e inferior, donde se encuentran las piezas dentarias, que se va haciendo más delgado y menos denso con la edad. Esta es la razón fundamental por la que la nariz, al ir perdiendo su apoyo, se va cayendo con los años. Esta pérdida de hueso también explica por qué vamos perdiendo progresivamente mentón y mandíbula.
Otro elemento fundamental en el envejecimiento facial es la grasa. La grasa de la cara está dividida en comparti-mentos o celdas. Una persona joven tiene todos los comparti-mentos con pleno volumen, y la superficie de la piel por tanto aparece sin sombras, luminosa. Con la edad estas celdas se van descolgando y van adelgazándose de forma no armónica sino por zonas, perdiéndose volumen primero alrededor de la boca y de los ojos, después en el contorno de la cara, y así sucesivamente. A partir de los 50 años cuando engordamos tenemos mejor cara, ya que estos compartimentos se rellenan.
Este proceso podemos ralentizarlo con una buena dieta, manteniendo el peso adecuado, y con el uso prudente y discreto de los avances de la dermatología moderna en forma de rellenos, bótox, hilos tensores y ultrasonidos.
5 consejos para paliar el envejecimiento:
Realizar una buena dieta para mantener la estructura ósea sana. En ocasiones hay que tomar algún suplemento nutricional u hormonal, pero siempre con la recomendación de tu médico.
Mantener el peso adecuado para que los compartimentos grasos no se adelgacen demasiado ni tengan un exceso de volumen.
Compensar la pérdida de hueso y grasa con infiltraciones de ácido hialurónico o hidroxiapatita cálcica. La inyección de estos productos en sitios anatómicos faciales estratégicos puede ayudar iluminar zonas deprimidas faciales y a dar soporte a los tejidos para evitar su descolgamiento.
Reposicionar los compartimentos grasos caídos con el uso prudente de hilos tensores. Éstos son muy seguros, no producen reacciones y consiguen un efecto tensado que dura alrededor de un año.
Relajar con bótox los músculos depresores de la cara, los que tiran de los tejidos hacia abajo. Con esto se consigue un efecto lifting facial y se potencia el efecto de las infiltraciones y de los hilos.