MONTEVIDEO (Sputnik) — Como si se tratara de un efecto dominó, a mediados de julio surgió un brote de COVID-19 en el centro asistencial privado Médica Uruguaya, de Montevideo, y a los pocos días se detectó un caso en el hospital público Pereira Rossell, también ubicado en la capital uruguaya.
El nexo fue una funcionaria que trabaja en ambos establecimientos de salud.
Las fichas siguieron cayendo. El brote de Médica Uruguaya derivó en el contagio de más de 170 personas, tanto dentro como fuera de la institución.
También hubo casos de COVID-19 (enfermedad causada por el nuevo coronavirus) en otros centros asistenciales privados de Montevideo,
como la Asociación Española, el Centro de Asistencia del Sindicato Médico del Uruguay (Casmu) y el Hospital Evangélico.
Los brotes en los centros de salud se dieron cuatro meses después de detectados los primeros casos de COVID-19 en el país, el 13 de marzo.
Gerardo Eguren, vocal del Comité Ejecutivo del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), dijo a Sputnik que «surgieron pocos focos en mutualistas, pero era esperable; son los lugares más propensos para las infecciones».
Los brotes no se dieron por las fallas en el protocolo sanitario de las instituciones, considera Eguren, sino que la causa tiene que ver con que los médicos y el personal de salud trabajan «en varios lugares a la vez, por eso se lleva el virus de un lado a otro».
La mayoría de los médicos en Uruguay trabaja en dos centros de salud (37%), el 23% se desempeña en un solo lugar, mientras que el 24% lo
hace en tres y un 15% en cuatro o más, según una encuesta de la empresa Equipos Consultores de 2018, difundida por el SMU, y en la que 1% de
los entrevistados prefirió no contestar.
Medidas del Gobierno Ante los brotes en los centros asistenciales, el 23 de julio el Gobierno emitió un decreto con medidas especiales.
En el texto se estipula que todos los pacientes que se vayan a internar en centros asistenciales de Montevideo y Canelones (sur) deberán realizarse el test para detectar COVID-19.
La Médica Uruguaya estableció que el primer caso del brote fue un paciente que estuvo internado en la institución. El decreto también establece que los acompañantes profesionales de enfermos no podrán trabajar en dos centros asistenciales.
Asimismo, los acompañantes profesionales deben trabajar con máscara de protección quirúrgica, sobre túnica, alcohol en gel y guantes. Sin embargo, pese a
los riesgos asociados, el decreto no dispuso el trabajo en un único centro asistencial para médicos y enfermeros; tampoco
para fisioterapeutas u otros trabajadores de la salud.
Eguren afirmó que para los trabajadores de la salud «es muy difícil» aplicar el trabajo en una sola institución, ya que «para sacar un salario
digno se tiene que trabajar en varios lados». El médico dijo a esta agencia que él como otorrinolaringólogo usa tapabocas quirúrgico, lentes o máscara y a veces guantes y sobre túnica para evitar contagios. Más riesgos, mismos cuidados En los centros asistenciales el riesgo de contagio es mayor que en
otros lugares donde hay aglomeraciones, pero los cuidados que deben tener las personas para no infectarse con el nuevo coronavirus son casi los mismos que los que deben tomar cuando van a un supermercado, por ejemplo.
«En un centro asistencial tiene más posibilidad de contagiarse algo, pero debe tomar precauciones, usar tapabocas, distanciamiento social y un buen lavado de manos y que haya solo un acompañante por paciente internado», explicó Eguren. El 26 de mayo, el Ministerio de Salud Pública habilitó el reinicio progresivo de la atención de consultas médicas presenciales, que se habían suspendido en marzo por el COVID-19.
Eguren contó que si el paciente tiene una patología respiratoria, la atención es domiciliaria. Si es un paciente con otro tipo de enfermedades, hay tres formas de
atención: «telefónica, a veces solicito que venga un paciente a mi consultorio porque hay cosas que uno tiene que verlas o estudiarlas, y lo otro es
la telemedicina, que se aplica en algunos casos particulares», explicó el médico.
En la atención presencial se intenta que la sala de espera no esté repleta, añadió. Uruguay expedirá visa a extranjeros que certifique que fueron hisopados
En cuanto a las operaciones quirúrgicas, Eguren informó que se están haciendo bajo dos modalidades: «una con una cuarentena previa y otra
es la de hacer un hisopado y que esté pronto en tres o cuatro horas».
Agregó que en el hospital público las operaciones se hacen con «hisopado previo; en la mayoría de las mutualistas se pide una cuarentena de 10 días antes de
operarse», siempre y cuando no se trate de una intervención quirúrgica de urgencia.
El médico dijo también que se están haciendo las operaciones «que no requieran muchos días de internación, salvo tumores malignos, porque hay
un decreto que establece que tiene que estar el 25% de las habitaciones libres por si hay un foco grande» de COVID-19.
La atención a los pacientes no ha variado, pese a los brotes en centros asistenciales, que han elevado significativamente la cantidad de casos activos de COVID-19 y pusieron en alerta a las autoridades.
Sin embargo, Uruguay parece seguir manteniendo al nuevo coronavirus bajo control.
(Sputnik)