Con ese título la página oficial de FIFA.com publica una nota referente a la futbolista de la selección celeste Esperanza Pizarro, actual goleadora del Sudamericano Femenino Sub 20, que se pospuso para cuando pase la pandemia.
«Después de la muerte de mi madre, ya no quería jugar ni viajar a Montevideo… Pero mis hermanas me convencieron de volver y mis compañeros me ayudaron enormemente». Las palabras son las de Esperanza Pizarro y la triste historia que compartió con FIFA.com fue conmovedora. En febrero, pocos días antes de que se uniera a la selección de Uruguay, mientras se preparaban para el Campeonato Sudamericano Femenino Sub-20, ocurrió una tragedia cuando su madre murió en un accidente de tráfico.
«Pensé en irme, no pude encontrar la voluntad de continuar. Pasó una semana y tuve que decidir si unirme al equipo», nos dijo la delantera de 18 años. «Entonces mis hermanas me recordaron todo lo que mamá había hecho para que yo pudiera triunfar como jugadora. Realmente disfrutó viéndome jugar fútbol y marcar goles, que a menudo le dedicaba a ella. Ahí es donde obtuve la fuerza para unirme».
Una vez allí, sus compañeras de equipo la recibieron con los brazos abiertos. «Me cuidaron y me animaban si estaba triste. Incluso ahora, todavía me escriben para ver cómo estoy. También son muy importantes para mí».
Pizarro respondió a este torrente de afecto de la manera que ella conoce mejor: contribuyendo con siete goles para que Uruguay salga en segundo lugar en el Grupo B detrás de Brasil y así avance a la fase final del Campeonato Sudamericano Sub-20 por primera vez en su historia.
El torneo regional, en el que ella era la máxima anotadora, se pospuso debido a la pandemia de coronavirus, lo que requiere que la fase final se juegue en una fecha posterior para determinar las dos plazas de la región en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Costa Rica / Panamá.
Perseverancia, su segundo nombre Esperanza no es alguien que pueda ser fácilmente disuadida una vez que se decide por algo.
«Cuando tenía cuatro años e iba con mi madre a la carnicería, dije que quería ser carnicera; cuando íbamos a la verduleriá, quería ser verdulera.
Entonces, un día estábamos viendo fútbol y les dije a mis padres que quería ser futbolista. ‘Cuando cumplas cinco años’, respondieron».
«Un año después le recordé a mi madre: ‘Tengo la edad suficiente, así que llevame’». Y así se fue Claudia a buscarle un club cerca de Nueva Palmira, a pesar de que su esposo no estaba muy interesado en la idea. «No había equipos de fútbol femenino, y dijeron que no, que no podía unirme porque era una niña, hasta que un club
finalmente me permitió jugar con el equipo de sus muchachos. No fue fácil: se me hizo mucho más duro porque era una niña. Pero mejoré, y se acostumbraron a tenerme cerca y me convertí en un jugador más».
Poco después, se formó un equipo femenino en Carmelo, a media hora en autobús y su madre comenzó a llevarla allí. Esperanza jugó en la portería y en el centro del campo antes de finalmente decidirse a atacar gracias a su habilidad, velocidad y buen ojo para la portería.
La Celeste primero Pizarro continuaría perfeccionando sus habilidades con los diversos equipos juveniles de
Uruguay. A los 14 años jugó el primero de sus cuatro campeonatos sudamericanos, antes de formar parte del equipo que, como anfitrión, compitió en la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA en 2018. Y aunque Uruguay no progresó más allá de la fase de grupos en su tierra natal, Esperanza tuvo el consuelo de anotar el Gol del Torneo contra Finlandia con su madre mirando desde las gradas.
Ese equipo ahora es la base del equipo U-20 que bregando por un lugar en la Copa del Mundo de este año, después de registrar tres victorias y una derrota en la fase de apertura; y remarcó el crédito que en esto le corresponde al técnico Ariel Long.
La autoridad con la que Uruguay avanzó a la fase final del Sudamericano Sub-20 no sorprendió a la delantera. «Sabía que podíamos terminar en segundo lugar después de Brasil, que está un nivel por encima de nosotros».
A su regreso del torneo truncado en Argentina, fue puesta en cuarentena en Montevideo, en la casa de su compañera de equipo, Valentina Morales. Decidida a sacar algo positivo del aplazamiento, Esperanza dijo: «nos permitirá analizar mejor a nuestros oponentes, evaluar nuestras propias deficiencias y corregir errores».
Sin embargo, lo que ha sido una sorpresa es encontrarse liderando la tabla de goleo en el torneo. «No lo esperaba. He anotado bastante veces en Sudamericanos a lo largo de los años, pero nunca he sido la goleadora».
En la edición actual, Pizarro ya ha acumulado dos hat-tricks. Si pudiera lograr uno más, igualaría la hazaña de Marta, hasta la fecha, la única jugadora que obtuvo tres triples en un Campeonato Sudamericano en esta categoría de edad.
«Sería un honor porque ella es mi ídolo. ¿Sabes lo difícil que es lograr lo que hizo viniendo de Sudamérica?»
Aun así, la uruguaya aclara que «el objetivo principal es la clasificación para la Copa Mundial. Todo lo demás puede esperar».
¿Incluso poder jugar en el extranjero? «Ya estuve en prueba con Internacional en Brasil y regresé. Además, firmé con el Club Nacional y comencé a estudiar fisioterapia», explicó Pizarro, la primera jugadora en firmar un contrato profesional en Uruguay.
Después de haber hecho todo eso con solo 18 años, ya es un modelo a seguir para otras futbolistas en su país. «Tal vez alguien toma eso así. En este momento, no creo que sea diferente de nadie más y simplemente hago lo mío».
